Sainz se pone al mando
El madrileño acaba segundo tras Solberg y es líder, una posición que no ocupaba desde 1998, con tres puntos de ventaja sobre sus perseguidores
Carlos Sainz, de 41 años, dos veces campeón del mundo, no ganó ayer el rally de Córcega, antepenúltima prueba del Mundial. Ni falta que hacía. Finalizó en el segundo puesto, sólo superado por el noruego Petter Solberg, pero le bastó para colocarse líder del campeonato. Esa posición era hasta ayer propiedad del británico Richard Burns, que salió trasquilado de la carrera francesa. Acabó octavo Burns, lo que unido a la retirada del francés Sebastian Loeb, que también antecedía a Sainz en la general y que había sido el gandro en todas las pruebas disputadas sobre asfalto, ha llevado al español al primer puesto, situación de privilegio que no ocupaba desde el día del Pilar de 1998. En esa fecha comenzó el Rally de San Remo con Sainz al frente, una situación de privilegio que perdió al final de aquella carrera en beneficio del finlandés Tommi Makinen, el futuro ganador del título, el tercero de los cuatro que conquistó.
Lejos como queda aquella carrera en el tiempo, como lejos quedan las exhibiciones que le llevaron a conquistar dos Mundiales (1990 y 1992), el piloto madrileño se acerca a su tercer título amparado en una regularidad extraordinaria. A bordo de un coche fiable, el Citroën Xsara, Sainz ha puntuado en las ocho últimas carreras, lo que ningún otro piloto ha conseguido. Aún es más: aunque sólo haya logrado una victoria (en Turquía), Sainz ha finalizado entre los seis primeros en todas las demás carreras, excepto en Suecia y en Nueva Zelanda.
El español acumula 61 puntos, tres más que sus perseguidores, Solberg y Burns. Quedan por disputarse dos pruebas: la primera, el próximo fin de semana en Catalunya, donde Sainz ha ganado en dos ocasiones, y la segunda, el célebre rally de Gran Bretaña, del 7 al 9 de noviembre, un escenario que sería de magnífico recuerdo para el piloto madrileño, pues ha vencido allí dos veces, si no fuera porque fue también allí donde en 1998 perdió el título a 700 metros de la meta, con Luis Moya, su copiloto por entonces, rompiendo los cristales del coche con el casco.
Hoy, a Sainz le auxilia Marc Martí, y los resultados están siendo espléndidos. El español logró ganar ayer un puesto en el último momento, en las dos últimas especiales de la etapa. Una decisión inesperada le permitió ganar una posición. "Decidí montar neumáticos de seco para las dos últimas especiales, y en la penúltima he sufrido mucho porque la carretera estaba mojada en algunas zonas, sin embargo en la última he atacado a fondo, y sin estar seco del todo me he arriesgado, porque los dos puntos que estaban en juego son importantes de cara al campeonato", explicío Sainz. Así consiguió superar al joven francés Francois Duval, de 22 años, y alcanzar la segunda plaza, que le otorgó ocho puntos de enorme trascendencia.
"Llegar a Cataluña siendo líder está muy bien, sobre todo por la afición, a la que damos nuevas expectativas. Pero hay que mantener la cabeza fría. Estar líder ahora, con 20 puntos en juego, no significa nada". Sainz emitió este juicio tras una prueba que ha apretado considerablemente la general. Cuatro corredores se encuentran separados por seis puntos. Quedan veinte en disputa, en Cataluña, sobre asfalto, y en Gran Bretaña, sobre tierra. Sainz guarda en su bolsillo 24 victorias, que han llegado indistintamente en todos los terrenos. "Pero eso ya no cuenta", asegura. "Todavía no tengo nada que celebrar, porque todavía no he ganado nada. Las celebraciones, si llegan, llegarán en Inglaterra".
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