"Estoy harto de meterme con Aznar"
Actor ante todo, la interpretación le ha llevado a convertirse en uno de los monologuistas imprescindibles de la televisión actual. También se tiene por un tipo "vago". Pero Enrique San Francisco (Madrid, 1955) no para, y llega donde las muletas -que le acompañan desde que hace un año un coche lo embistiera mientras circulaba en moto- le lleven. La ironía mordaz es marca de la casa.
Pregunta. ¿Lo que dice en La noche... es lo que piensa?
Respuesta. Me siento muy identificado con el sentido del humor del programa. Pero no con todo, aunque también lo hago. Por ejemplo, meterme con según qué políticos. Estoy harto de meterme con Aznar. Es ya demasiado insistente la crítica, y entonces dejamos de ser ecuánimes. También me apetecía meterme con otros para ser más justos: Zapatero, Llamazares... Me dijeron que hay que ir siempre hacia el político que está en el poder. Lo entendí.
P. Además de sus colaboraciones en radio y televisión, ¿se atrevería con algún formato en solitario?
R. Me gustaría hacer un programa con niños. Me han ofrecido algo como La noche..., pero me parece agotador, aunque yo soy actor y me gusta probar de todo en la vida. Soy, por otro lado, muy vago. Y me gusta picotear un poco de todo: estar en Cuéntame cómo pasó, en El club de la comedia, trabajar con Fuentes, intervenir en Hoy por hoy, con Iñaki Gabilondo, y los lunes un ratito en No somos nadie, con Pablo Motos, en M80... Sin embargo, con los niños... Me gustó mucho Esos locos bajitos [espacio presentado por Bertín Osborne a finales de los noventa en Antena 3, donde un grupo de niños comentaba la actualidad y entrevistaba a famosos]. Es una de las cosas que me gustaría que me ofrecieran, con lo cual creo que no me lo ofrecerán nunca.
P. ¿Qué otro tipo de programas le gustan?
R. No veo mucha televisión. National Geographic, Discovery Channel y Documanía. Y el telediario. Prefiero no verla. Me parece una falta de respeto, sobre todo hacia los niños. Estamos educando a nuestros hijos de una manera lamentable. La imagen que tienen ahora del triunfo en la vida es la de ser Dinio o Pocholo. Y eso tiene gracia, pero sólo tiene gracia. Es una saturación tal que tendría que haber, no digo una censura, pero sí un código de ética para que programaran dibujos animados después de la comida y no a cuatro señores hablando de los problemas personales de los demás. Estamos haciendo un exaltación de la gente hortera, que a mí no me interesa. Y estamos acostumbrando a nuestros hijos a ser horteras, chivatos. A ser unos golfos.
P. ¿Se ve capaz de hacer una crónica televisiva, como hace crónica política en La noche...?
R. La televisión no resiste ahora mismo un análisis. Está hecha una mierda. Pero es un problema mío de valores. A la audiencia, desgraciadamente, le gusta. El peligro de la democracia es que podemos caer en la dictadura de la mayoría.
