'Glorias porteñas' lleva al festival de teatro de Cádiz el Buenos Aires de los años treinta

El grupo argentino Recuerdos Son Recuerdos interviene hoy en el Gran Teatro Falla con su espectáculo Glorias porteñas, programado en el marco del 18º Festival Iberoamericano de Teatro (FIT) de Cádiz. La compañía, fundada en 1997, propone un viaje en el tiempo al Buenos Aires de los años treinta. Para ello, los miembros del grupo han buceado en la historia del teatro musical de su país y desempolvado sus hitos sonoros, recreando la peripecia de una compañía itinerante que se presenta en un club de provincias.

En palabras de la cantante y actriz Soledad Villamil, Glorias porteñas nació "como una creación colectiva". "El repertorio fue seleccionado por lo que evocaba en sentido teatral y eso acotó nuestra búsqueda. Muchos tangos que nos gustaban se quedaron fuera por no entrar en ese código, por no ajustarse a los requisitos de la poética del espectáculo", afirmó la integrante del grupo argentino.

Para el también actor Rafael Solano, uno de los últimos en incorporarse al elenco, la tarea de Recuerdos Son Recuerdos comprendió "una gran investigación de temas viejos, viendo películas argentinas y estudiando la caracterización de los personajes de esa época". "Son tangos que quizá no se reconozcan fuera de nuestras fronteras, canciones que cuentan historias más ingenuas que las que el público está acostumbrado a escuchar", aseguró.

El cantante y guitarrista Juan Pablo Lazo matizó que, "incluso las letras más afines al mundo de los cuchilleros, están interpretadas de un modo más liviano".

La reacción del público en su país de origen ha sorprendido a los propios integrantes del grupo. "En Buenos Aires, algunos de los espectadores más veteranos se reconocían en el montaje y nos decían 'yo estuve en un boliche de esos, al presentador había que tirarle panes para que se callara'. Y los jóvenes descubren un costado de la música ciudadana que no conocían", añadió Solano.

Ante la crisis que ha azotado Argentina en los últimos años, los actores se sienten parte de un poderoso resurgimiento de la escena de su país. "La gente sintió que le habían sacado todo", comenta Lazo, "y se vio en la necesidad de encontrar refugio en el teatro".