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Crítica:FERIA DEL PILAR | LA LIDIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El arreglaferias

Todos los que saltaron al ruedo fueron inválidos, sobreros incluidos. Sólo el presidente tuvo dudas. Estaba en si se lo hacían o lo eran. Se lo hicieron tan bien que tuvieron que devolver a dos. No había más sobreros reseñados. En realidad, menos el sexto, todos merecieron ser devueltos. Para eso hace falta valor. No lo tuvo. Permitió con ello dar un espectáculo indigno de tildarse como corrida de toros. Corta iba la feria en concesiones de trofeos. Las ferias, para que se precien, han de ser triunfalistas. En este punto, al responsable del palco le sobraron reaños. La presidencia hizo de arreglaferias.

El primer beneficiario, Joselito. Inédito en el primero, aparcó el arte y tiró de galería en el otro. Lo mejor, el silencio con que se siguieron sus andanzas por el ruedo. Más despegado, ventajista, tropezado y desorientado no puede estar un artista de su caché. Lo peor, las dos orejas que se llevó por el morro.

El Pilar / Joselito, Conde, Millán

Toros de El Pilar, justos de presencia, inválidos; 3º devuelto; dos sobreros de Moisés Fraile, inválidos. 1º devuelto. Joselito: dos pinchazos, estocada caída (saludos); estocada caída (dos orejas). Javier Conde: bajonazo (oreja); dos pinchazos, media, tres descabellos, se echa el toro (silencio). Jesús Millán: dos pinchazos -aviso-, estocada caída (palmas); bajonazo (dos orejas). Plaza de Zaragoza, 13 de octubre. Última de feria. Casi lleno.

A Javier Conde le dieron el premio en su primero. La ovación, tras brindar y caer la montera boca abajo, se quedó enana, cuando, tras trapazo por alto, se fue del rabo de aquello de puntillas cual primera bailarina de ballet ruso que se precie. ¡Qué clamor! Clamor que a su vez empequeñeció cuando retornó de la misma guisa al rabo de aquello. El éxtasis. Su toreo rozó lo cómico.

Jesús Millán, a la postre, fue el más entregado y voluntarioso de la terna. Codicioso, deseoso de triunfar a toda costa, terminó reiterativo y pesado en su primero. En el que cerró festejo y feria, mucho más entonado y creativo, supo sacar lo poco que el animal tenía. Era de casa, no iba a ser menos. También le dieron premio. Triste final para una feria en la que toros para lucirse los toreros se fueron con los trofeos al desolladero. Quizás pesan los festejos a estas alturas de la temporada. O quizás sea que la torería de a pie está en crisis.

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