Riccardo Muti reivindica la fuerza de la cultura frente a las armas
La Universidad de Barcelona inviste doctor 'honoris causa' al músico
"La relación del director con la orquesta es un ejemplo del funcionamiento de la sociedad civil. Que tomen nota los gobernantes del mundo: nuestra fuerza frente a las armas es la cultura". El director de orquesta Riccardo Muti (Nápoles, 1941) reivindicó ayer la música frente a la guerra en su investidura como doctor honoris causa por la Universidad de Barcelona. El músico italiano transformó su lección magistral en un didáctico ensayo interpretando a Mozart como director de la orquesta de la institución académica.
No recordaba ayer Riccardo Muti si el doctorado honoris causa que recibió de la Universidad de Barcelona era el décimo o el undécimo. "Cada uno tiene un significado, y éste me hace muy feliz, porque reconoce mi vinculación con la modélica reconstrucción del Liceo de Barcelona", dijo antes de la solemne investidura en una reunión con los medios de comunicación.
Muti eligió una particular modalidad de lección magistral en su investidura. "Es difícil decir cosas importantes, y más en una universidad; por ello, ya que esta institución académica tiene una orquesta, he optado por transformar la lección magistral en un ensayo de orquesta para ofrecer a sus jóvenes músicos mi experiencia como director de las mejores orquestas del mundo".
Tras recibir de manos del rector de la universidad, Joan Tugores, los adminículos propios del doctorado -birrete, anillo y guantes blancos-, Muti se puso manos a la obra y, ya sin la toga negra y el birrete y la esclavina azul celeste, empezó su ensayo magistral frente a la Orquesta de la Universidad de Barcelona, que resultó didáctico para músicos y público y bastante divertido.
La obra elegida fue la nada fácil Sinfonía número 41 'Júpiter' de Mozart. Se había anunciado que dirigiría el ensayo del primer y segundo movimientos, aunque al final sólo dirigió el primero, en el que invirtió una hora y cuarto de tiempo para 313 compases que, interpretados sin interrupción al final del ensayo, resultaron 12 minutos de música. "El segundo es mucho más difícil, y acabaríamos a las seis de la tarde", se disculpó.
Sin batuta, fue desmenuzando compás a compás el primer movimiento de la Júpiter. Paró la orquesta un sinfín de veces pidiendo detalles que los esforzados y bisoños músicos trataban, la mayor parte de las veces sin fortuna, de cumplir. Se ayudó con el solfeo de las notas para la expresión, forzó la gesticulación e incluso llegó a emplear ejemplos comparativos culinarios -espagueti con tomate- para ejemplificar la diferencia entre melodía y acompañamiento, provocando la carcajada del público que llenó el Paraninfo de la universidad y que al final, puesto en pie, ovacionó al maestro italiano.
Muti, que anunció que será el encargado de dirigir el célebre concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena, abandonó ayer por la tarde Barcelona rumbo a Milán, donde el próximo 7 de diciembre inaugurará la temporada de la Scala de Milán con Moïse et Pharaon, de Rossini, y el 14 del mismo mes, la reconstrucción de la Fenice de Venecia con un concierto.
Babelia
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