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Crítica:FERIA DE OTOÑO | LA LIDIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El arco iris y un 'victorino' de respeto

Fue bonito y extraño de contemplar. Ocurríó tras doblar el quinto toro de la tarde. El sol estaba dorando los altos del tendido seis, las nubes decoraban los alrededores del cielo sobre Las Ventas, y empezaron a caer gotas de agua con mansedumbre y timidez. Salió entonces por chiqueros el sexto toro de la tarde, un victorino descarado de pitones, ese perchero de ensueño y respeto, algo veleto y cornipaso. Y se produjo un ¡oh! de admiración ante el bello ejemplar de toro bravo, que a la postre daría un juego irregular, pero siempre interesante, pues si humillaba unas veces, otras tardeaba en las arrancadas, y después a lo mejor se quedaba fijo en el peto del caballo, la cara por debajo del estribo.

Victorino / Caballero, Uceda, Ferrera

Toros de Victorino Martín, bien presentados, de juego irregular. Manuel Caballero: pinchazo y sablazo trasero y caído (leves pitos); estocada tendida y descabello (silencio). Uceda Leal: estocada trasera a toro arracando y descabello (silencio); estocada tendida y desprendida, y descabello (silencio); Antonio Ferrera: bajonazo y descabello (silencio); estocada delantera saliendo volteado (oreja). Plaza de Las Ventas, 12 de octubre. Sexta y última de feria. Lleno.

Le tocó en suerte ese toro a Antonio Ferrera, que llegó a arrancarle una oreja pedida por el público, gracias a una labor intensa, prolija y valentona. Puso banderillas muy heterodaxamente, con mucho aparato, para prender un tercer par de afuera a dentro, paso a paso le llegó en corto al toro, en una especie de de suerte personal, aunque algo encorsetada, parecía un corredor de fondo hacía el funo descomunal que le aguardaba impertérrito. La faena de muleta fue de cercanías, metido entre los prodigiosos pitones, series breves, en las que soportó parones y miradas. Se tiró a matar muy recto, dando salida al morlaco hacia las tablas, salió por los aires, y el gentío, impresionado y siempre agradecido, pidió el trofeo. En su primero, también se entregó, pero sin terminar de domeñar la punta de genio del encastado toro de victorino.

Manuel Caballero desperdició el buen pitón izquierdo de su primero. Fuera de cacho siempre, no aprovechó las bondades del toro, que le pedia sitio adecuado y muleta templada. A su segundo, manejable, tampocó le sacó el jugo, un ejemplar de trapío irreprochable, de corte asaltillado, que produjo admiración de salida y aplaudió el respetable por la estumpeda fachada que lucía.

Uceda Leal se peleó con su primero, que no le gustaba humillar y tenía el viaje corto por ambos pitones. Le endilgó lances templados en el saludo, así como había dibujado medias verónicas de pincelada sutil en un par de quites. Y en su segundo, a la sazón el quinto, al que le salió el genio por todos los poros en el último tercio, le consintió lo mínimo, en cuanto comprobó el material tan difícil de modelar, tan complicado para conformar, al que su blandura y mal estilo le hacían defenderse tirando tornillazos.

Esto fue lo que ocurrió en la última de feria, en la que los Victorinos guardaron su prestigio, pero no emocionaron ni arrebataron, en la que hubo un torero valiente. Y en donde el sol brilló, salió el arco iris y el agua saludó con timidez y luego se esfumó. La vida. Los toros. El arte esta vez dormido. En fin.

Antonio Ferreras, con su segundo toro de la tarde, ayer, en Las Ventas.
Antonio Ferreras, con su segundo toro de la tarde, ayer, en Las Ventas.ULY MARTÍN

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