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Xavier Valls recorre en sus memorias la evolución del arte del XX

"Un libro sobre la amistad". Así define el pintor Xavier Valls (Barcelona, 1923) La meva capsa de Pandora (Quaderns Crema), una obra en la que recoge 80 años de una vida marcada por el arte y por dos ciudades, Barcelona y París. Valls divide sus memorias, realizadas con la ayuda de Julià de Jòdar, en dos bloques.

El primero de ellos, La vida viscuda, le sirve para condensar sus experiencias. Aparecen aquí sus primeros años en Horta, su formación junto al escultor francés Charles Collet y en la escuela Massana, la guerra civil y su marcha a París en 1949. Los primeros años allí -donde aún reside- no resultaron fáciles. Comienza a exponer sus cuadros figurativos con éxito en toda Europa a partir de la década de 1950, pero la entrada de su obra en España se complica, especialmente en una Barcelona dominada por el arte abstracto. La primera gran exposición de su obra en su ciudad se organiza en 1985, cuando el Museo de Arte Moderno le dedica una retrospectiva. Su última exposición en Barcelona fue en 1999. Sus recuerdos están cargados de anécdotoas.

La segunda parte, La vida retinguda, la dedica a sus vivencias, entre otros, con Balthus, Picasso, José Bergamín, Carpentier, Giacometti, Luis Aragón, Fernand Leger, Rafael Zabala, Tristan Tzara y William Klein.

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