La estacionalidad y el desequilibrio de la oferta lastran el turismo en Cazorla

El parque natural de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén), el de mayor extensión de Andalucía, cuenta desde la pasada semana con un plan de desarrollo sostenible que actuará sobre 24 municipios y una superficie de 370.000 hectáreas. La estacionalidad y el desequilibrio de la oferta de alojamientos son los principales lastres que el plan revela como freno para el desarrollo del turismo en estas tres comarcas.

El aprovechamiento de la madera y el fomento de la ganadería y agricultura ecológica son otros ejes en los que actuará el plan, que fija las estrategias de fomento económico que desarrollará la Junta en los seis próximos años.

El plan se detiene especialmente en el análisis del sector turístico y los equipamientos de uso público. Y lo hace para resaltar el espectacular crecimiento en el número de visitantes y de alojamientos turísticos desde la declaración de este espacio natural, en 1986, y alertar al mismo tiempo de las "contradicciones y conflictos ambientales y territoriales" que se dan en estas comarcas.

Así, se ponen de manifiesto los elevados niveles de presión turística que soportan determinadas zonas del parque, en especial la del valle del Guadalquivir, que se extiende desde Cazorla hasta el pantano de El Tranco. Este eje turístico concentra el 53% de las 8.000 plazas de alojamiento de todo el parque. Y es aquí donde el plan, elaborado por la Consejería de Medio Ambiente con la colaboración del Instituto de Desarrollo Regional y la Universidad de Jaén, pone el acento en "el mayor tipo de conflictos entre la instalación de nuevas infraestructuras y la necesidad de atender a las exigencias de sostenibilidad ambiental".

En este sentido, llama la atención que el plan ponga al descubierto la existencia de 40 establecimientos y 345 plazas de alojamiento clandestinas o, lo que es lo mismo, que operan al margen del Registro de Turismo de Andalucía.

Se trata de establecimientos que se ofertan a través de catálogos de mayoristas, anuncios en folletos y carteles y en Internet. En la mayoría de los casos son casas rurales y viviendas turísticas cuyos propietarios las acondicionan mínimamente a fin de ofertarlas en los momentos de máxima afluencia de visitantes. "Esta situación supone un deterioro de la imagen de calidad que debe adoptarse como estrategia del desarrollo sostenible del turismo local", se indica en el estudio. La Consejería de Turismo abrió expediente el mes pasado a cinco de estos establecimientos tras las reiteradas denuncias presentadas por la patronal hostelera.

El plan destaca también el vertiginoso aumento de la oferta de hoteles, apartamentos, pensiones y otras instalaciones como casas forestales. Sin embargo, se apunta como una "debilidad importante" el escaso periodo por el que se concede la explotación de las instalaciones de uso público, que no supera los cinco años.

Ese plazo, indica el estudio de Medio Ambiente, "no incentiva de forma suficiente la inversión para el mantenimiento o mejora de las instalaciones y servicios ofertados". Con todo, el crecimiento más notable se produjo en la oferta de casas rurales y viviendas turísticas vacacionales: de ninguna en 1996 se pasó a 800 en 2001. La Junta recuerda a los ayuntamientos su "gran responsabilidad" a la hora de conceder nuevas autorizaciones en el eje más saturado.

De otro lado, el plan de desarrollo sostenible reconoce que otro de los obstáculos para el relanzamiento del turismo es su elevada estacionalidad, pues la mayor parte de las visitas se producen en Semana Santa y en los meses estivales. Para ello, se apuesta por la calidad y la diversificación de la oferta.

Al margen del turismo, el plan tiene otras áreas de actuación: la mejora de la gestión del medio natural, la revalorización del patrimonio cultural, el fomento de los sistemas productivos locales, la formación de recursos humanos e investigación, la modernización de las infraestructuras y el fomento de la participación social.