El nuevo y legal 'contrabando'

Hace apenas dos décadas, los españoles viajaban a Francia y Portugal para comprar lo mucho que no existía en el país, desde toallas y vajillas hasta libros prohibidos y películas porno. Pero el mercado único y el euro han vuelto del revés la tortilla: ahora son franceses, portugueses, e incluso británicos que aprovechan los vuelos baratos, quienes regresan de España con las maletas cargadas. Sobre el papel, existe libertad en el tránsito de personas y bienes; el único límite que establece la ley es que lo que se compre sea para consumo propio. Pero los controles casi no existen.

El tabaco, el alcohol y el carburante encabezan las prioridades de los compradores extranjeros por la diferencia de precios. Hasta el punto de que hace unos días un grupo de estanqueros franceses se manifestó en la frontera catalana contra los impuestos especiales que gravan el alcohol y el tabaco, principales fuentes del desequilibrio. Se quejaban de una situación que ha llevado a que en los últimos años se hayan cerrado hasta seis gasolineras entre la frontera y Perpiñán.

Un estanco de La Jonquera encabeza el primer puesto en ventas de toda España

Una de cada cinco compras en Badajoz la realizan ciudadanos procedentes de Portugal

Mientras, La Jonquera (Girona), una de las mayores zonas de servicios para camioneros de Europa y que aparece con el nivel 10 de riqueza en la mayoría de los anuarios del bienestar, se lleva buena parte del pastel. Allí el ahorro en gasolina supera los 0,18 euros por litro. El barrio de El Pertús, un tramo de carretera más allá de la línea fronteriza, pero bajo jurisdicción española, concentra un enjambre de tiendecitas que facturan tanto o más que un gran comercio. Sólo por la influencia del flujo de camiones (entre 5.000 y 6.000 diarios) y la afluencia de compradores franceses puede entenderse el florecimiento del comercio en una población con sólo 3.060 habitantes. El término municipal dispone de 10 gasolineras, a las que se van a sumar otras dos, hay seis estancos y ocho oficinas bancarias. Hay más de 300 comercios censados (uno por cada 10 habitantes), de los cuales 16 son supermercados de 1.000 metros cuadrados.

Que el tabaco es un boyante negocio lo destaca el hecho de que una expendeduría de La Jonquera encabeza el primer puesto en ventas de toda España. El ahorro en el tabaco se sitúa en una media del 40%, aunque las constantes subidas de impuestos en Francia pueden aumentar el margen. Algunos estanqueros de la ciudad de Girona han detectado clientela británica que, sirviéndose de los vuelos económicos que la compañía Ryanair realiza desde el aeropuerto Girona-Costa Brava, acude a sus comercios a comprar grandes cantidades de cigarrillos.

El alcalde de La Jonquera, Jordi Cabezas, admite que hay comercios al pie de la carretera N-II y de El Pertús que han amasado respetables fortunas. De hecho, no es extraño encontrar locales de poco más de 40 metros cuadrados con hasta cinco empleados para atender a un público incesante.

El comisario del puesto de policía de La Jonquera, José Manuel Escriche, asegura que cada vez hay más franceses que viajan a España: "Algunos días esto parece la Rambla de Barcelona y se tarda 10 minutos en cruzar El Pertús por las caravanas que se forman. Y todos vienen a comprar".

Cabezas no teme los efectos de una futura armonización fiscal europea, que daría al traste con buena parte del negocio. Está convencido de que la zona de comercio y servicios fronterizos se ha consolidado. "Si se equiparan los precios es evidente que el negocio bajará, pero no creo que sea un golpe del que no podamos recuperarnos".

Al otro lado de los Pirineos, en Irún (Guipúzcoa), la historia es similar. Aunque el mercado único siempre existió en ambas orillas del Bidasoa. Con un matiz: hasta la supresión de las fronteras, en 1993, parte de él era contrabando, del que vivían numerosas familias. Hoy, muchos franceses compran en Irún, pero los españoles apenas lo hacen en Hendaya, aunque frecuenten sus playas. A pesar de que el triángulo San Sebastián-Irún-Hondarribia es una de las zonas más caras de España, los precios son más altos en Francia.

Parte del trasiego no ha variado: se oye hablar francés desde primera hora en los comercios españoles junto a los puentes de Santiago y Behobia; los aparcamientos de los mejores restaurantes del lado español están llenos de coches franceses desde las 12.30 y las 20.00, horas de comida en Francia; y los fines de semana, la marcha es trilingüe (español, francés y euskera) en Irún y Hondarribia porque tomarse una caña, un pintxo, un cubata o un café es más barato a este lado de la frontera. Además, un barquito sirve de puente marítimo entre Hondarribia y Hendaya para los franceses que dejan el coche en casa.

Hoy, como ayer, los franceses hacen reverencias al jamón serrano: "Incluso el más barato de los que vendemos les parece maravilloso", asegura Pablo, de la carnicería Ábrego. "Eso fue siempre así. Lo más parecido que tienen en Francia es el de Bayona, pero lo consideran claramente peor", recalca Rufina Olasagasti, cuya familia tuvo una tienda de comestibles durante 40 años.

Entre las nuevas atracciones figura el vino: "Está de moda en Francia, y su relación calidad-precio es muy favorable, especialmente en los de consumo diario y los de tipo medio", explica María Solbes, que atiende una tienda especializada. "Un vino de la misma calidad que uno español de cinco euros cuesta bastante más en Francia, donde el alcohol es, como mínimo, un 25% más caro". Tiendas de ropa, de comestibles y estancos calculan que más del 20% de sus ingresos proviene de franceses. Los españoles continúan disfrutando de las playas y de los bellísimos y muy cuidados pueblos del interior, pero apenas compran, excepto queso y exquisiteces como el foie y el champán.

Mucho más al sur, Badajoz se suma a la situación. La ciudad más poblada de Extremadura es una referencia en la cesta de la compra de los portugueses, el mayor centro comercial para la región del Alentejo y Centro.

El denominado Observatorio del Cambio, organismo vinculado al programa comunitario EQUAL y con participación de empresarios pacenses e instituciones, indica que de cada cinco compras que se hacen en Badajoz, una es de un portugués, lo que incluye desde los productos domésticos hasta muebles y ropa. El coste influye. Los precios en Portugal son un 12% más caros que en España, y el porcentaje sube al 20%, en Lisboa, a menos de dos horas de Badajoz.

La demanda de productos y servicios es cada vez mayor y se incrementaría a poco que los pacenses practicaran más la lengua portuguesa y las leyendas de los propios establecimientos hiciesen alguna concesión a los portugueses.

Reportaje de Gerard Bagué (Girona), Leontxo García (Irún) y Jeremías Clemente (Cáceres).