Químicos, policías y carniceros
"Mejor un trabajo que ganarle al Madrid", dicen los jugadores del 'Sanse'
El lateral izquierdo vive en Vallecas y se levanta a las seis de la mañana todos los días para cargar la furgoneta de pollos, huevos, charcutería y carnes de cerdo, ternera y cordero. Tiene 21 años, se llama Roberto Millán, y dice que le "encanta" Roberto Carlos. Es muy madridista. Además, trabaja en una empresa que vende y distribuye carnes y su puesto es la furgoneta. Con ella recorre Madrid desde Vallevas a Getafe pasando por Chamartín, Sol y Plaza de España, de hotel en hotel y de restaurante en restaurante, según el ritmo que dicte el atasco de la M-30. Así hasta las dos de la tarde, cuando se va a casa a comer y a dormir la siesta. Y de la siesta al entrenamiento con su equipo, el San Sebastián de los Reyes, que hoy recibe al Real Madrid en la noche más ruidosa de la temporada. El único partido en que su familia podrá verle por la tele.
"Todos nuestros jugadores son amateurs", decía ayer el presidente del Sanse, Ángel Villena. "Yo soy agente de seguros hasta las ocho de la tarde", explica; "a partir de las ocho soy el presidente del Sanse. Los jugadores tienen su actividad y a partir de las ocho de la tarde son jugadores del San Sebastián de los Reyes. Es gente que tiene una afición y aquí le damos los medios para desarrollarla".
"Florentino Pérez no me ha llamado, sólo le conozco por la prensa", dice Villena. El dirigente confirma la asistencia de Emilio Butragueño y Jorge Valdano pero duda de que el presidente del Madrid tenga tiempo para sentarse en su palco esta noche. El Sanse compite en Segunda B y su presupuesto anual es de 300.000 euros. Hacen falta 700 presupuestos como éste para pagar los gastos previstos por el Madrid para la temporada 2002-2003. Si un madridista cobra, en el mejor de los casos, seis millones de euros anuales, el mejor pagado de su rival no llega a los 20.000. El crack del Sanse puede ser Millán, el repartidor de carnes, o Carlos López, que hace oposiciones para ser bombero. O Tejedor y Romero, que son aparejadores; o Vaqueriza, que es profesor de educación física en activo y no en el paro, como el portero, Javier Leal; o Espino y Torregosa que estudian administración de empresas; o Arias, que se especializa en óptica y optometría en el CES. En el Sanse hay hasta un policía que prefiere no revelar su identidad por seguridad.
Nacho Martínez, el medio centro, se licenció en Químicas por la Complutense la semana pasada. Ahora busca empleo. Tiene 23 años y desde hace días oye el entusiasmo de los críos de su vecindario. Le gritan cosas como: "¡Pídele las botas a Beckham! ¡Pídele la camiseta!". Él dice que se cambiará el uniforme con su amigo Núñez, el interior derecha del Madrid. "Como Beckham no va a jugar, prefiero tener la camiseta de un amigo a la camiseta de Cambiasso, o Solari", asegura. "Con Núñez fuimos al colegio y jugamos juntos. Después, a él lo llevaron a la cantera del Madrid y en un año le cambió la vida".
"Para dar el salto a Primera no basta ni con ganarle al Madrid", explica Martínez; "a algunos se nos ha pasado el tren. Con 18 o 20 años todavía tienes muchas opciones. Por mi parte, está claro que entre ganarle al Madrid y conseguir un buen trabajo, me quedo con un buen trabajo".
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