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Uno de los dos procesados por matar a un 'narco' a tiros en Dénia declara que fue en defensa propia

Un tribunal popular juzga desde ayer, en la Audiencia de Alicante, a dos hombres acusados de matar a tiros en Dénia (Marina Alta) al narcotraficante Juan Carlos Trallero, en agosto de 2001. El autor material de los disparos, Javier A. M., reconoció, durante la vista oral, haber detonado el revólver, si bien, según declaró, lo hizo en defensa propia. El otro imputado, Francisco V. P., negó su participación en los hechos y alegó que su presencia en el lugar del homicidio fue porque la víctima le invitó a tomar unas copas.

El fiscal reclama para los encausados 17 años y medio de cárcel por un supuesto delito de asesinato; o, alternativamente, 15 años por un supuesto homicidio. Según la acusación provisional del ministerio público, los incriminados "planearon" una cita con la víctima y a la sazón dedicado a la venta de estupefacientes, Juan Carlos Trallero, en el camino de La Lara a Jesús Pobre, en Dénia. La excusa era, según el fiscal, el pago al fallecido por parte de uno de los acusados, Javier Aguilella, de 4.086 euros que este último le adeudaba en concepto de los 100 gramos de cocaína que le había comprado.

Para el fiscal, el lugar escogido "era poco frecuentado", de forma que ambos acusados podrían estar a solas y "lograr el éxito de la acción y evitar cualquier defensa de la víctima". Sin embargo, según la versión de Javier A. M., autor de los disparos, la víctima fue quien le citó en el lugar para cobrarse la deuda.

El procesado acudió en moto y provisto con una pistola porque, según apuntó, "había recibido amenazas"; mientras que el fallecido y el otro encausado llegaron en un vehículo. La cantidad de dinero que Javier entregó a la víctima era inferior a la adeudada, por lo que el fallecido dijo a su acompañante, Francisco V. P.,: "Pónlo al día". Fue, en ese momento cuando, según narró Javier ante el tribunal, Francisco bajó del vehículo con una escopeta. "Pensé que me iba a matar, y tras dispar un tiro al aire, le propiné una patada", dijo. "Caímos al suelo y empecé a disparar, sin saber a dónde. Luego, huí", añadió.

Este testimonio fue diametralmente opuesto al ofrecido por el otro acusado, Francisco V. P. Según éste, la víctima le invitó a tomar unas copas y, cuando se encontraban juntos, recibió una llamada del otro acusado en la que le solicitaba ayuda porque se había quedado sin gasolina en la moto. Al llegar al lugar, según Francisco V. P., el otro incriminado empezó a disparar "sin titubear". Cogió el cuerpo ensangrentado del fallecido, lo metió en el coche y huyó. Pero, según explicó, lo abandonó a 200 metros del hospital porque el autor de los disparos le seguía en moto.

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