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Un ecuatoriano, cosido a puñaladas en Puente de Vallecas

La policía detuvo a dos sospechosos del asesinato, pero horas después quedaron en libertad

Mauricio Vicente Tapei Uvidia, ecuatoriano de 25 años, murió en la madrugada de ayer como consecuencia de las 12 puñaladas que le asestaron tres individuos cerca de su domicilio, en Puente de Vallecas. La víctima fue atracada por sus agresores cuando regresaba de trabajar. Agentes del Cuerpo Nacional de Policía arrestaron a dos sospechosos que, tras prestar declaración, quedaron en libertad. Este homicidio eleva a 84 las muertes violentas en la región este año.

Era la una y media de la mañana cuando Mauricio Vicente regresaba a su domicilio, en el número 11 de la calle de Villalobos (Puente de Vallecas), después de pasar el día trabajando como repartidor en un restaurante chino de Diego de León. Al llegar al portal, llamó al telefonillo y le pidió a su hermana Verónica que bajara porque tenía que hablar con ella. "Me acaban de atracar, me han quitado el móvil, el dinero, todo lo que tenía", contó Mauricio con rabia a su hermana mientras bajaba apresuradamente la calle. "Han sido unos chavales españoles y se han metido por aquí detrás", añadió la víctima mientras doblaba la esquina.

Verónica siguió a su hermano y los dos, de repente, se toparon con los atracadores. "Mi hermano reconoció a uno de ellos, pero no estaba solo. Por lo menos le acompañaban otros diez", relató la hermana. "Dadme mis cosas", reclamó Mauricio Vicente al enfrentarse a sus atracadores.

Entonces uno de los agresores le tiró al suelo con desprecio el teléfono móvil y la documentación que momentos antes le habían sustraído. Mauricio Vicente se agachó a recoger sus cosas. "Y entonces le cayeron todos encima como locos. Empezaron a coger tablones de un contenedor cercano y le golpearon como bestias", explicó la hermana. Ella también recibió un fuerte golpe en la espalda con un tablón y cayó al suelo aturdida. Con los ojos semicerrados, Verónica pudo ver cómo su hermano fue golpeado y pateado repetidas veces, incluso con una barra de hierro.

A pesar de los golpes que recibió, Mauricio Vicente aún tuvo fuerzas para levantarse y, a trompicones, salió corriendo. "Pero le cogieron más adelante. Cuando pude llegar hasta él vi a uno de los del grupo que le metía el cuchillo en el estómago, se lo sacaba y se lo volvía a hundir otra vez a mi hermano", contó Verónica, que ayer prestó declaración ante la policía.

"¡Déjalo ya, déjalo ya tranquilo!", increpó uno de los agresores a otro que empuñaba el cuchillo, al ver que la víctima quedaba tendida en el suelo, rodeado de sangre. Los atacantes huyeron corriendo. Verónica se quedó sola, con su hermano agonizando: "Yo le decía, 'Mauricio, háblame', pero no respondía, sólo se desangraba".

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Mauricio Vicente falleció a los pocos minutos. Los efectivos del Samur al llegar, sólo pudieron certificar su muerte. "Cuando le quitaron la camisa tenía muchísimos cortes, el más grande en la tripa", contó Verónica. Agentes del Cuerpo Nacional de Policía detuvieron por la tarde a dos de los presuntos autores del apuñalamiento, de nacionalidad española. Tras prestar declaración, ambos quedaron en libertad.

La víctima había llegado a Madrid el pasado mes de abril desde Riobamba (Ecuador) junto a unos primos y pensaba regresar a su país a finales de este mes. "En Ecuador está su mujer, Rocío, y su hijo de un año y medio. En dos semanas iba a comprarse el billete de avión de regreso", explicaron sus familiares.

Mauricio Vicente, que estaba en España en situación irregular, trabajaba en un restaurante chino de la zona de Diego de León como repartidor. Salía de casa a las once la mañana y nunca regresaba antes de la una de la madrugada.

Antes de llegar a España, la víctima residió en Alemania. Su primera residencia en Madrid la tuvo en la zona de Marqués de Vadillo. Después, se trasladó al barrio de Palomeras Altas, en el distrito de Puente de Vallecas. Mauricio Vicente vivía en un pequeño piso del número 11 de la calle de Villalobos, junto a sus hermanas Verónica y Carla, ésta de ocho años. En la casa también residen los dos hijos de Verónica y otra familia ecuatoriana formada por un matrimonio con otros dos niños. La víctima compartía habitación junto a su hermana de ocho años, que ayer por la tarde aún no sabía lo que había ocurrido y correteaba por la casa con el resto de pequeños.

Un grupo de vecinos comentó, reunido en un corrillo, que la víctima y su familia son "gente tranquila, de los que no se meten en problemas". "Este barrio cada vez se está convirtiendo en más peligroso. A partir de ciertas horas no se puede salir", comentó otra vecina desde la ventana de su piso, en una planta baja.

84 homicidios

Este homicidio eleva a 84 las muertes de forma violenta ocurridas en la Comunidad de Madrid en lo que llevamos de año. El pasado 26 de septiembre los cuerpos de Guildardo Antonio Mejía Osario y Carlos Alberto, ambos de nacionalidad colombiana, fueron hallados en un solar del polígono industrial Butarque, en Villaverde, por un niño y su padre. Los cadáveres presentaban sendos tiros en la cabeza.

El grupo municipal socialista exigió ayer la reunión urgente del Consejo de Seguridad de Madrid y 800 nuevas plazas de Policía Municipal. "Lo exigimos con el objetivo de paliar las deficiencias y mejorar la calidad del servicio que se presta a los ciudadanos acabando con tanta delincuencia y asesinato", denunció el portavoz de Seguridad del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, Óscar Iglesias.

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