Un larga serie de conflictos
La Liga ACB, el mejor campeonato profesional de baloncesto europeo, ha sido periódicamente salpicada por los conflictos que la marcaron desde que nació. La primera final, en 1984, entre el Real Madrid y el Barcelona acabó como el rosario de la aurora. El equipo azulgrana, disconforme con las decisiones que adoptó el Comité de Competición después de una tangana en el segundo partido, se retiró sin disputar el tercero y decisivo.
En junio de 1992, el sindicato de jugadores convocó una huelga como protesta contra la decisión de los clubes de incluir un tercer extranjero. La huelga afectó a la preparación de la selección española que disputó los Juegos Olímpicos de Barcelona.
Desde hace dos años la admisión de los jugadores comunitarios ha motivado un constante tira y afloja entre la ACB y el sindicato de jugadores, la federación española y el Consejo Superior de Deportes. Hace dos años el Tau jugó un partido con Timinskas un comunitario deportista profesional procedente de países con tratados especiales con la UniónEuropea e incurrió en alineación indebida por lo que fue sancionado con la pérdida de un partido que había ganado en Canarias.
A pesar de este año se ha producido una sentencia del Tribunal Europeo de Justicia (TEJ) favorable a los intereses de Kolpak, un jugador de balonmano que juega en Alemania, la ACB no ha logrado abrir la Liga a los comunitarios B.
El último conflicto había surgido a raíz de una sentencia que suspendía la Liga ACB hasta que no readmitiera al Obradoiro, club que había recurrido a la justicia ordinaria por una alineación indebida del Murcia en la eliminatoria por la permanencia en la temporada 1989-1990. Sin embargo, el Tribunal Superior de Justicia avaló, el pasado 16 de septiembre, la negativa de la ACB a readmitir al Obradoiro.
Al propio tiempo, la Euroliga de baloncesto continúa en litigio con Telefónica, propietaria de sus derechos de televisión y patrocinio, y a la que demandó por una deuda que asciende a más de 15 millones de euros.
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