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Reportaje:

La última revelación

El espectacular arranque de Osasuna lleva el sello particular de Javier Aguirre

Javier Aguirre sólo pidió un regalo antes de la temporada: un delantero. Se lo concedieron a última hora, cuando el mercado de fichajes ya echaba la persiana. Bakayoko, procedente del Olímpico de Marsella, llegó a tiempo. Cinco jornadas después, Osasuna ha pasado con nota los exámenes ante el Valencia, el Atlético, el Barcelona y el Deportivo y ocupa el cuarto puesto, con los mismos puntos que el Madrid de las estrellas. Incluso fue líder, una semana, por primera vez en su historia. No es que haya una relación directa entre la llegada de Bakayoko y la salida fulgurante de Osasuna. El ariete es sólo una pieza más, la que faltaba. Pero ha redondeado el equipo. Le ha dado equilibrio.

A simple vista, este Osasuna sorprende. El curso pasado sólo había sumado dos puntos en el primer mes, es decir cinco veces menos que en este arranque de temporada. Para conseguir los 10 que tiene ahora debió esperar entonces once jornadas. Obedeciendo a los números, parece que se está ante un nuevo Osasuna. Pero no es así. Las bases del equipo ya se construyeron en la Liga pasada.

¿A qué se debe este cambio tan abismal en los resultados? "Hace un año nos faltaba la congruencia entre el buen juego y los resultados. Invertíamos mucho en la pelota, pero, al final, con algunos errores, se iba todo a la basura. Eso mina el estado de ánimo y te lleva a preguntarte qué estás haciendo mal", explica Javier Aguirre, un mexicano reflexivo y con una extraordinaria capacidad de análisis. Él, jugador de Osasuna en los años ochenta, llegó a Pamplona en el verano de 2002 y desde entonces ha cambiado el estilo de juego del club.

Osasuna siempe ha destacado por la pasión. Con Aguirre -sus compatriotas le conocen como El Vasco por el origen de sus padres- se han mantenido esas raíces, pero se ha añadido otro elemento: la técnica. "Es importante saber jugar cuando no tienes la pelota", dice su credo, "pero tener el balón te divierte más. Me gusta que mis equipos sepan qué hacer con la pelota. Si le agregas lucha y esfuerzo, te ves con un conjunto que compite". Al final de la pasada campaña, ya surgieron los primeros buenos resultados. Aunque se salvó del descenso en la penúltima jornada, acabó el undécimo en el torneo.

El equipo ha madurado ahora. Se cohesionó en la pretemporada a 2.000 metros de altitud, en México. Fichó jugadores para, si no dar un salto de calidad, al menos aumentar la competitividad en el ataque. Moha, Aloisi e Iván Rosado saben que, si no fabrican goles, tienen detrás a Pinheiro, Bakayoko y Webó. Y continúa Valdo, la perla de la selección española sub 21.

La afición rojilla aprecia este comienzo como una oportunidad para evitarse taquicardias al final. "Lo que más me piden es que no suframos tanto", dice Aguirre.

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