Rajoy admite la crisis en el PP de Castilla-La Mancha pero pospone los cambios
Poco le ha durado al PP la "referente política" en Castilla-La Mancha. Así bautizó el anterior secretario general de los populares, Javier Arenas, a Rosa Romero, el pasado 16 de junio, sólo dos días después de que Adolfo Suárez-Illana, quien había sido el candidato popular a las elecciones autonómicas tirase la toalla y proclamara su vocación de ser sólo un "militante de base". Rosa Romero, una de las personas de confianza de Javier Arenas, era en junio pasado secretaria de Política Municipal del PP, un cargo que dejó para dedicarse de lleno a la presidencia y portavocía del Grupo Popular en las Cortes de Castilla-La Mancha.
Pero ayer, cuando Mariano Rajoy, el nuevo secretario general de los populares, fue a Toledo, quien le acompañaba era el alcalde de la ciudad, José Manuel Molina. Fue Molina quien presentó al nuevo líder del PP y candidato a la presidencia del Gobierno en una comparecencia ante la prensa. Y fue a Molina a quien iba a visitar Rajoy en su calidad de alcalde de la ciudad.
Molina es, además, el presidente del PP castellano-manchego. Durante la etapa en la que Adolfo Suárez Illana fue el candidato y pretendido líder popular en esa región, las relaciones entre ambos sólo oficialmente fueron buenas. Cuando Suárez tiró la toalla, Molina defendió la necesidad de "trabajar en equipo", pero dos días después Arenas dijo que sería él, desde Madrid, quien coordinara ese trabajo en grupo entre el alcalde y la nueva "referente política" que él enviaba como persona de su confianza.
"Susceptible de mejora"
La situación del PP castellano-manchego fue objeto de varias preguntas a Rajoy en su comparecencia ante la prensa. Después de que el nuevo líder popular se zafara de varias, una periodista imitó su estilo y le preguntó si podía confirmarle que el PP de Castilla-La Mancha es ese partido "cohesionado, unido y con unidad de discurso" del que el partido del Gobierno presume en toda España. Y, sobre todo, reclamó al candidato que le explicara por qué. Rajoy sonrió y Molina a duras penas podía contener la risa. Después respondió: "Yo creo que el PP de Castilla-La Mancha, como todos los partidos, es susceptible de mejorar. Y lo que hacemos todos es trabajar a diario para mejorarlo".
Esa mejora, en todo caso, no se traducirá en la elección de un liderazgo claro hasta después de las elecciones generales de marzo, pues Rajoy ha decidido que no se celebre ningún congreso, ni regional ni provincial en toda España hasta después de esa fecha. Por calendario, debían celebrarse congresos provinciales antes de fin de año, pero Rajoy ha preferido posponer hasta después de las elecciones de marzo los cambios que efectuará en su partido. Probablemente para intentar acometerlos con el respaldo político y la indiscutible libertad de acción que le permitirá, si tiene éxito, una victoria en las urnas.
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