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¿Gaitero o chistoso?, una consulta a la RAE

José Ángel Hevia reivindica la revisión del término académico que define a los que se dedican a tocar el instrumento musical asturiano durante la presentación del libro Gaitas para romper fronteras.

El asturiano José Ángel Hevia no sólo es uno de los gaiteros más populares de medio planeta, sino también un excelente conversador, como demostró ayer en la presentación del primer libro sobre su figura, Gaitas para romper fronteras. En esta obra, publicada por Zona de Obras y escrita en forma de conversación con el crítico musical Maurilio de Miguel, el de Villaviciosa relata las peripecias "de cuando ser gaitero era motivo de disgusto para las madres". Sus páginas desvelan que el autor de Tierra de nadie -el disco de folk peninsular más vendido de todos los tiempos- estudió en el seminario de Oviedo, pensó en dedicarse a la restauración arqueológica y aprendió a tocar con el maestro Armando Fernández, que no sabía solfeo y le mandaba memorizar las piezas aleteando los dedos sobre un bolígrafo. "Desde aquello tengo un montón de tics. Repiqueteo los dedos con cualquier cosa que tenga entre las manos", confesó el músico, que en breve cumplirá 36 años. Flanqueado por su paisana y novelista Eugenia Rico, Hevia aprovechó la ocasión para reivindicar "el patrimonio de los héroes locales y las historias de sobremesa", además de para elevar una petición al también asturiano Víctor García de la Concha, presidente de la Real Academia Española: una "urgente" revisión de la definición oficial de gaitero, cuyas dos primeras acepciones aún hablan de "persona ridículamente alegre y que usa chistes" inapropiados o de "adornos demasiado llamativos y combinados con extravagancia".

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