Bigas Luna debuta en el teatro con unas lujosas 'Comedias bárbaras'

Casi cien actores en escena, con Juan Luis Galiardo a la cabeza, además de un botafumeiro, cinco caballos, perros-lobo y galgos forman la parafernalia de las Comedias bárbaras, de Valle-Inclán, que se estrena esta noche y se representa hasta el 12 de octubre en una nave de la antigua siderurgia del puerto de Sagunto. El montaje, que supone el debut de Bigas Luna en la dirección teatral, está marcado por los recursos audiovisuales.

Bigas Luna (Jamón, jamón; Huevos de oro, entre otras) fue invitado a trabajar en Valencia en un taller audiovisual para encarrilar un montaje escénico de la trilogía, que Pablo Ley ha condensado en un par de horas. El desaforado, aunque sutil, tremendismo del primer Valle-Inclán le sirve a Bigas Luna para enlazar con sus inquietudes estéticas, en una aventura artística que le ha permitido "conjugar lenguajes distintos, incorporando al espectáculo escénico sus indagaciones con nuevos formatos audiovisuales".

Para ello, ha simultaneado el rodaje en soporte digital en varios escenarios valencianos y en los paisajes que vieron nacer a Valle-Inclán, por donde el montaje -con el apoyo en la puesta en escena de Ferran Madico- es una especie de confluencia entre lo atlántico y lo mediterráneo, apuntando a una obra total en la que la visualidad de Valle-Inclán es recreada por medios complementarios a la enorme potencia de su léxico.

No se trataría tanto de unas Comedias bárbaras "a lo Bigas Luna" como de una aproximación pluridimensional a un gran texto de la dramaturgia internacional, cuyo telón de fondo sería un asunto tan actual como la extinción del macho que representa el protagonista, un tiránico Don Juan Manuel de Montenegro que interpreta Galiardo.

Un nutrido reparto de actores valencianos (Pep Cortés, Enric Benavent, Isabel Rocatti, Empar Ferrer, Juli Mira...) interviene en esta colosal producción, en la que participan el escultor Miquel Navarro (en aportes escenográficos), Manuel Zuriaga y Josep Simón en la escenografía propiamente dicha, Francis Montesinos en el vestuario, y Miguel Marín en una música en directo con la Capella de Ministrers.

Un montaje en el que jugarán un papel de privilegio la predilección de Bigas Luna por la nutrición materna y su obsesión por la sensualidad mediterránea, además de un escenario de tantos posibles como una nave industrial semirrehabilitada. Los espectadores serán obsequiados con queso de teta gallega a medida que vayan llegando.

En sus tiempos de penuria madrileña, Valle-Inclán dispensaba unas cuantas migas de pan entre su barba para que los contertulios de café creyeran que había comido. No se sabe lo que pensaría el maestro de este enorme espectáculo montado sobre su trilogía de 1907 Romance de lobos, Águila de blasón y Cara de plata, unas Comedias bárbaras que se dieron por irrepresentables en los escenarios durante mucho tiempo, y cuyos derechos de autor le habrían hecho la vida algo menos hostil.

El estreno teatral de Bigas Luna, cuyo presupuesto ha sido de dos millones y medio de euros, es el broche de oro de la II Bienal de Valencia. La Fundación Ciudad de las Artes Escénicas de las Generalitat Valenciana financia este fastuoso montaje.