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Crítica:BARCELONA | LA LIDIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Pudieron ser siete orejas

En La Monumental, con corridas o novilladas picadas todos los domingos, de abril a septiembre, la afluencia de público va en relación directa con el aparente fuste de los carteles. Ayer, en la clausura de la temporada, con la actuación de tres de las llamadas figuras, se registró una gran entrada, una de las dos o tres mejores del año. Sin embargo, se empezó temiendo lo peor, debido a la flojedad del primer ejemplar de Victoriano del Río, al que Jesulín muleteó con mimo, temple y no mucho ajuste, para que el noble animal se mantuviese en pie. Premioso con el pincho, se enfriaron los ánimos del respetable. Poco picado el cuarto, boyante, aunque con un ligero cabeceo, tuvo delante un Jesulín técnico, templado y lidiador. Después de haber puesto al público en pie, no acertó con el estoque hasta el tercer intento, esfumándose un triunfo grande.

Del Río / Jesulín, Rivera, El Juli

Cuatro toros de Victoriano del Río, y dos, 2º y 6º, de Cortés, manejables y muy flojos, se les picó muy levemente. Jesulín de Ubrique: aviso y división; ovación. Rivera Ordóñez: pitos y ovación. El Juli: ovación y dos orejas. Plaza Monumental, 21 de septiembre. Tres cuartos de entrada.

El segundo empujó en varas, pero salió del primer encuentro mostrando debilidad, la cual fue acentuándose, entre justas protestas y sin que Rivera Ordóñez mostrase mucha preocupación por mantenerlo en pie. En unión de El Juli banderilleó al quinto, salvando la papeleta con dignidad. Comenzó la faena rodilla en tierra, pero el animal pronto se puso mirón y Rivera tuvo que hacer uso de su valor para dar cuerpo a un meritorio trasteo. De nuevo falló con los aceros.

Dados los inmediatos precedentes, casi no se picó al tercero, al que El Juli banderilleó dando espectáculo y con el público muy a favor. Lo toreó por ambos pitones con aguante y mando, aunque el astado perdió pronto el gas. La espada no entró hasta la tercera vez. Volvió a banderillear al que cerraba plaza, destacando un meritorio tercer par por los adentros. Sin embargo, duró poco, obligando a que El Juli hiciese gala de capacidad y recursos. Parecía imposible, pero el estoque entró a la primera, y en buen sitio, produciéndose una auténtica explosión de entusiasmo.

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