Arte y oficio
La Real Sociedad apela a Nihat y De Paula para apuntillar al Zaragoza mientras ajusta las piezas para hallar su ritmo y su juego
En tiempos de crisis, hay un turco en la Real Sociedad que siempre encuentra un remedio para seguir viviendo. En tiempos de crisis, Kovacevic se convierte en el buscavidas que rastrea las aceras del área y Nihat, el turco sabelotodo, aprovecha cualquier resquicio para sobrevivir, incluso de cabeza, como ayer, para sorpresa de toda la defensa. La Real no ha encontrado del todo su sitio, pero Nihat sí.
Algo distinto al Zaragoza, que sí tiene el tiempo de partido que necesita y el estilo que persigue, pero lo del gol es otra cosa. Tanta elaboración le priva de contundencia.
A la Real le sobra porque incluso De Paula, un desheredado de la pasada temporada, ha reencontrado la figura del cabeceador que fue y sirve como antes para apuntillar los partidos. Su testarazo en el segundo gol fue de manual. Después se asoció a Nihat para empujar el tercero por estar donde debía.
REAL SOCIEDAD 3 - ZARAGOZA 0
Real Sociedad: Westerveld; López Rekarte, Jauregi, Schürrer, Aranzabal; Lee Chung Soo, Xabi Alonso (Alkiza, m. 79), Aranburu, Gabilondo (Karpin, m. 73); Nihat y Kovacevic (De Paula, m. 73).
Zaragoza: Valbuena; Rebosio, Álvaro, Milito, Toledo; Ponzio, Jesús Muñoz (Espadas, m. 79); Galletti (Cani, m. 66), Soriano (Corona, m. 66), Savio; y Villa.
Goles: 1-0. M. 56. Kovacevic cede a Gabilondo y su centro lo cabecea Nihat.
2-0. M. 82. Centro de Karpin y gran cabezazo de De Paula.
3-0. M. 88. Lee cede a Nihat y éste a De Paula, que empuja con el interior.
Árbitro: Pino Zamorano. Amonestó a Galletti, Milito, Schürrer, y Aranburu.
Unos 25.000 espectadores en Anoeta
Porque esto de las rotaciones da para mucha literatura: deportiva, física, psicológica, tan creíble o increíble como se quiera. La Real, es decir Raynald Denoueix, sigue rotando las esquinas. De Pedro, aún en recuperación física según el técnico, siguió en la grada y Karpin, otra vaca sagrada, tuvo plaza en el banquillo. Sus lugares los ocuparon Gabilondo y Lee Chung Soo, dos futbolistas que no hacen del mano a mano un arte particular, pero sí del trabajo un argumento incontestable.
La Real entregó el primer tiempo a beneficio de inventario. Estaba en Anoeta, pero su presencia era testimonial. Como quiera que Xabi Alonso aún no ha encontrado la velocidad de crucero, caía con facilidad en el juego que pretendía el Zaragoza, un equipo aseado, con gusto por el balón, por la conducción, pero con poco remate.
En la primera media hora pudo ganar el Zaragoza de haber tenido un goleador bien dispuesto, pero ni Villa, muy verde, ni Savio, sin suerte, acertaron con la portería de Westerveld. Fueron sus minutos de gloria. El resto fue imagen de equipo protocolario, de guante blanco.
La Real se ha acostumbrado a entregar las primeras partes y reaccionar tras el descanso. La temporada pasada parecía un manejo del partido. Ahora más sugiere un estado de necesidad que resuelve con soltura. La Real puede dar más de sí, pero, mientras lo consigue, gana partidos. Cuestión de solvencia. Y de Nihat. Y de De Paula. De nombres propios. De arte y oficio.
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