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Entrevista:Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano | ARQUITECTURA

"Madrid no tiene modelo, pero tiene futuro"

Fuensanta, enseguida abreviado en Santi, posa para el fotógrafo como si lo hiciera todos los días. Enrique, que nunca se apocopa, se siente incómodo ante la cámara, pero la capacidad del fotógrafo para dar la sensación de saber lo que hace acaban por relajarlo. La sesión de retratos, que empezó en el exterior de su estudio de la calle de Rodríguez Marín, termina en una sala de trabajo.

Nieto y Sobejano han estado en Barcelona; los invitaron a dar una conferencia sobre su trabajo y cuentan que a los colegas catalanes les sorprendió mucho que ninguno de los actuales proyectos del estudio estuviera en Madrid. "Se quedaron boquiabiertos", dice Enrique, "con algo que a nosotros nos parece normal". "Hemos hecho cosas en Madrid, pero como prácticamente todo el trabajo que tenemos proviene de concursos, es forzoso desplazarse". Ya han mencionado la idea clave, desplazarse, que es precisamente la que orquesta una monografía reciente de su producción, titulada Desplazamientos. "Nos gustaba", empieza Santi; "y nos parecía que tiene mucho que ver con cómo hemos trabajado en los últimos años". "Primero porque hay una acepción literal", prosigue Enrique: "Nos movemos continuamente. Después porque pensamos que nuestros proyectos proceden de cosas muy diversas que cristalizan en un punto determinado. Y por último, en la portada del libro aparece el palacio de congresos de Mérida, construido con piezas de hormigón que se desplazan". Efectivamente, en las primeras páginas de esta monografía queda constancia de la vocación errante de Nieto y Sobejano: los proyectos y realizaciones están precedidos de 221 imágenes de viajes, de Chicago a Yucatán, y de Roma a Karnak. Y hay una declaración de intenciones: "Proyectar equivale a relacionar". "Pero no estamos hablando de arquitecturas concretas o imágenes directas", apostilla Santi, "sino de recomponer cosas vividas. Al proyectar el centro de visitantes en Medina Azahara, por ejemplo, recordamos la excavación arqueológica de Ebla".

Otro leitmotiv de la arquitectura de Nieto y Sobejano es la concisión, "hacer edificios como aforismos". Y al ver sus trabajos en secuencia se constata esa economía expresiva, ese empeño en que no haya nada superfluo, aunque también pueda dar la sensación de que todos los proyectos son el mismo proyecto; ¡y no hay ni una sola curva! "Bueno, no habrá nada curvo hasta que pensemos que hace falta. El ejemplo más evidente de concisión es Mies... pero fíjate en Utzon y la Ópera de Sidney: una plataforma y un espacio flotante, lleno de curvas". Enrique asegura: "Si los miras desde el lugar y el programa, cada uno de nuestros proyectos es distinto"; y Santi pone los ejemplos: "Mérida es una pieza rotunda que dialoga con toda la ciudad, con su pasado romano. Medina Azahara, en cambio, quiere desaparecer, y se entierra a los pies de la ciudad árabe. Y lo que hacemos ahora en Valladolid, la ampliación del Museo de Escultura, parte de un edificio del siglo XV con intervenciones contemporáneas; la nuestra debía tener distintos grados de intensidad, y no tiene nada que ver con la visibilidad del edificio extremeño, o con el deseo de no figurar en Córdoba".

Junto con el último concurso ganado, el Museo Canario en Las Palmas, la obra de Mérida es la que más les ilusiona ahora; porque queda poco para terminarla y por la experiencia de colaborar con la artista Esther Pizarro. "Ya trabajamos con ella en la Junta de Latina, en Madrid, pero ahí la llamamos y le dijimos: 'Esther, tenemos un sitio; pon una pieza", cuenta Santi. "El ornamento en la arquitectura suele ser independiente del soporte, y en cambio en Mérida es el soporte -los paneles prefabricados que habíamos usado en unas viviendas para Sevilla- el que dicta cómo se combinan las imágenes. Hace tiempo que Esther trabajaba en relieves de ciudades, y nosotros con piezas prefabricadas que se combinaban. A partir de una interpretación suya del plano de Mérida se han desarrollado unos moldes, que se agrupan para construir el cerramiento".

Después de participar en

muchos concursos con lema, es decir, anónimos, Nieto y Sobejano han realizado algunos por invitación. "Pero no hemos ganado ninguno de seis, así que alternaremos las dos modalidades", comentan. Ahora están trabajando en uno para Madrid, ciudad que ambos conocen bien. En 2000 dirigieron un taller internacional de proyectos, Madrid Games, en torno a las posibilidades olímpicas de la ciudad; dos años más tarde, se acumulan en la capital todo tipo de proyectos de autor. "Se echan en falta unos criterios más claros sobre lo que se quiere hacer y cómo", pero Enrique piensa que "la buena arquitectura llama a la buena arquitectura" y que para Madrid, como ocurrió en Barcelona, será fundamental que se construya un puñado de buenos edificios para establecer pautas urbanas más amplias. "Lo malo de esta ciudad es que no tiene un modelo, pero a cambio tiene futuro; todavía quedan muchas cosas por hacer".

El nuevo palacio de congresos de Mérida.
El nuevo palacio de congresos de Mérida.MIGUEL GENER

Diálogo y metros cúbicos

EN EL ESTUDIO de Nieto y Sobejano hablan inglés y alemán; y hasta hace poco los proyectos en el extranjero con más posibilidades de materializarse habían sido la transformación de una base de submarinos en la Bretaña francesa y unas viviendas en La Habana. En punto muerto ambos, se han abierto otras dos oportunidades en Holanda. Ellos han proyectado allí un prototipo de casa -en una zona donde intervienen otra veintena de arquitectos- y un programa mixto de viviendas (en torre), oficinas y espacio deportivo en un barrio de los años sesenta. El Ayuntamiento, propietario del suelo, encarga los proyectos; y después pone a los arquitectos en contacto con promotores privados. En vista de cómo se están gestionando las cosas, Fuensanta y Enrique piensan que éstas pueden ser sus primeras obras fuera de España.

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