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El Festival de Otoño de París, amenazado por el conflicto laboral

Los trabajadores temporales boicotean a la patronal del sector

Unos treinta trabajadores temporales del espectáculo boicotearon ayer en París la inauguración de la nueva, moderna y lujosa sede del MEDEF (patronal). Los sindicalistas colgaron grandes pancartas de la fachada del local del que se acaban de dotar los empresarios franceses. Un comando había conseguido entrar en el edificio a primeras horas de la mañana y desde el tejado, con cuerdas, se dejaron caer a lo largo de la fachada al tiempo que desplegaban sus mensajes de protesta y en defensa del régimen especial de los llamados intermitentes del espectáculo. Sus protestas pueden afectar a los montajes de otoño.

La acción tenía por objeto recordar la lucha comenzada el pasado 27 de junio, cuando tres sindicatos minoritarios en el ámbito del espectáculo llegaron a un acuerdo con el MEDEF para modificar las condiciones de aplicación del régimen especial de la Seguridad Social. A cambio de mantener la vigencia de una "excepción laboral", el MEDEF exigió un recorte importante de las prestaciones. El acuerdo, avalado luego por los ministerios correspondientes, motivó la suspensión de festivales como los de danza de Montpellier o de ópera de Aix en Provence, y la anulación del de teatro de Aviñón o del de música popular de La Rochelle.

La inicial simpatía popular por las reivindicaciones de los intermitentes -más del 60% de los franceses les respaldaba- se resquebrajó al afectar a la celebración de los festivales, elementos importantes de la vida cultural y económica de muchas ciudades: un 70% desaprueba el haber obligado a la anulación de los certámenes.

Los trabajadores temporales reivindican una nueva negociación. El ministro de Cultura, Jacques Aillagon, piensa que "hoy, en vez de perseverar en una política de ayuda al paro -lo que puede confundirse con una defensa de los contratos temporales- hay que promover una política de defensa del trabajo artístico". Para Aillagon, el acuerdo es válido y "permite salvar un régimen especial que el MEDEF quería liquidar".

Para los empresarios, la intermitencia arruina la Seguridad Social, pues un porcentaje de trabajadores, que apenas alcanza el 2% del total, genera un déficit que equivale al 25% del correspondiente a los subsidios de paro.

El 27 de junio se acordó que las 507 horas de trabajo anual que se exigen al intermitente tienen que efectuarse en 10 meses en vez de en los 12 hasta entonces vigente, y que el derecho a los subsidios se reduce de 12 a ocho meses. Según la CGT -sindicato contrario al acuerdo-, "eso equivale a dejar sin protección social entre el 30% y el 40% de los artistas". Para el MEDEF, "el régimen de intermitencia corría peligro, pues a lo largo de los últimos 10 años el número de beneficiarios se ha multiplicado por dos y el gasto por cuatro".

Abusos

Hoy, los trabajadores temporales amenazan el buen desarrollo del Festival de Otoño de París, así como la temporada teatral y de ópera de varias ciudades. El acuerdo firmado con el MEDEF sigue siendo rechazado por la mayoría, sobre todo porque no pone fin a los abusos detectados, tanto por parte de los empresarios como de los trabajadores. Si el ministro Aillagon exigió de inmediato "a los directores de las radios y televisiones públicas que renunciasen a cualquier utilización abusiva del estatuto de intermitente", esa orden no afectó a los canales privados y otras sociedades que se sirven de la temporalidad para hacer pagar al conjunto de trabajadores y empresarios los salarios que ellas debieran desembolsar.

El acuerdo no resuelve el gran problema de ese régimen especial: el que sean los propios trabajadores o los empresarios los que decidan si recurrir o no al estatuto. Sin duda, el intermitente está en el corazón del sistema de la "excepción cultural francesa", pues permite la supervivencia de los profesionales sin necesidad de recurrir a grandes inyecciones de dinero público, pero es también la puerta abierta a toda clase de manipulaciones y desvíos. ¿Cómo guardar las ventajas corrigiendo los defectos?, es lo que no supo resolver el papel firmado el 27 de junio. Y eso es lo que ayer recordaban en París un puñado de artistas.

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