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Entrevista:MONCHO LÓPEZ | Seleccionador español | BALONCESTO | Lituania deja a España en el segundo peldaño europeo

"Detrás del brillo de Pau y Juan Carlos, hay un grupo de estrellas"

Robert Álvarez

Ramón, Moncho, López Suárez (Ferrol, A Coruña; 1969) ha triunfado como seleccionador español de baloncesto pese a su juventud y su corta experiencia al frente de equipos de la élite. En su día, con el Gijón, hasta 2002, fue el entrenador más joven de la Liga ACB. Después se integró en el equipo técnico de la federación nacional. Fue ayudante de Javier Imbroda en el Campeonato del Mundo de Indianápolis 2002. Luego, cuando éste fichó por el Madrid, se desató una polémica porque los clubes no permiten que un técnico tenga dos cargos simultaneamente. Entonces, en octubre del año pasado, se le asignó la dirección de la selección con la duda federativa de si podría recuperar a Imbroda. No fue así. Y López, con la colaboración de Joan, Chichi, Creus, sacó adelante la clasificación para un Campeonato de Europa que ha acabado con nota.

"En mi contrato pone que los federativos decidirán en cada momento mi responsabilidad a asumir"
"Me ha sorprendido la facilidad con la que se ha generado la conciencia de equipo"
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Pregunta. ¿Ha sido lo suyo llegar y besar el santo?

Respuesta. Sí. He tenido la fortuna de entrenar a un grandísimo grupo de jugadores y de sentirme respaldado por la confianza de la federación. Un cúmulo de circunstancias ha ayudado a que todo vaya bien. Sin este buen equipo, sería muy difícil besar el santo.

P. ¿Encarna la victoria de la modestia?

R. No sé si soy yo el que debe decir eso porque empezaría a pecar de inmodestia. Y tampoco es falsa modestia decir que es la victoria de un entrenador... No; de un entrenador, no; de un baloncesto de gente joven, que da confianza a los entrenadores. Siempre he dicho que en mi lugar podría estar cualquiera de los técnicos de la Liga ACB y la LEB. Todos son de gran nivel. Cuando al entrenador se le apoya y, sobre todo, se le da material humano con el que trabajar, los resultados llegan.

P. ¿Que le ha impuesto más de la élite europea?

R. He aprendido mucho observando el juego de otras selecciones, pero también he aprendido mucho por la necesidad de nuestro equipo de evolucionar. Es difícil que ahora te sorprenda algo. He tenido la suerte de pasar por una Liga tan rica tácticamente como la ACB y aquí me he encontrado cosas parecidas. Quizás lo que me ha impuesto ha sido la gran carga emocional, la tensión, que tienen los partidos y la liberación que supuso para nosotros ser los primeros de nuestro grupo y no tener que jugar los octavos de final. Me recuerda mucho a la trascendencia de no perder la categoría que yo viví.

P. Dice ser consciente de que no es un entrenador mediático. ¿Lo va a cambiar todo el éxito alcanzado en Suecia?

R. No sé exactamente qué es ser mediático, aparte de ser un término que está de moda. Pienso que depende más del resto que de uno mismo. No tengo afán por ser mediático. Ni me siento mejor por verme en más fotos ni me siento peor por no verme en ninguna entrevista. Realmente, mi obsesión es ser mediático para mis jugadores: transmitirles a ellos, convencerles con mis palabras y con mis actos.

P. ¿Cuál fue el momento más crítico del torneo?

R. La preparación psicológica para el partido contra Israel, quitar la presión, no tener miedo a los planteamientos tácticos que nos pudieran hacer... Y, por supuesto, también los momentos difíciles vividos en la semifinal contra Italia.

P. ¿Se logra eso mediante una charla o de otra manera?

R. Todo influye. No sólo lo que tú puedas decir, sino lo que puedan transmitir tus colaboradores con planteamientos que generen confianza en el jugador. Hemos buscado ser nosotros mismos; que los jugadores vieran que íbamos a ir superando los partidos con lo que nos trajo hasta aquí. No hay que reinventar nada. Eso es lo que da confianza.

P. ¿Se ha dado poca relevancia a su cuota en el éxito?

R. Si alguien piensa que esto es sólo por los jugadores, perfecto. A mí eso no me va a hacer sentir mal. Mi equipo técnico y mis jugadores saben lo que hemos podido aportar cada uno. Mi autoestima está intacta e incluso me he reafirmado en los criterios que ya tenía.

P. ¿Qué es lo que más le ha sorprendido del equipo?

R. Precisamente, la facilidad con la que se ha generado la conciencia de equipo. Se habla mucho de la generación del 80. Pero, a la hora de la verdad, no hubo tantos jugadores del 80 en la selección. Ahora hay jugadores de diferentes generaciones y el talante es el mismo. La cohesión ha sido muy rápida y hay que reconocer el mérito de todos, no sólo el de los integrantes de la generación de oro.

P. Ha contado con dos líderes que tienen sólo 23 años. Eso es sorprendente en el deporte español.

R. Es para quitarse el sombrero ante la capacidad de Pau [Gasol] y Juan Carlos [Navarro] para ejercer el liderazgo, un gran liderazgo técnico sobre todo, por su talento, por sus condiciones y por cómo afrontan mentalmente las situaciones difíciles en los partidos. Pero hay un liderazgo en la sombra, oscuro, que es el que ejerce el resto del equipo, que acepta su papel. Detrás del brillo de Navarro y Gasol hay un grupo de estrellas. Quienes más lo reconocen son ellos mismos. Los mayores fans de Garbajosa, Jiménez, Calderón, Felipe [Reyes]... son los propios Gasol y Navarro.

P. ¿Una jugada?

R. El rebote ofensivo, con canasta y cayéndose al suelo, de Jiménez ante Israel.

P. ¿El técnico que más le ha llamado la atención?

R. El ruso [Sergei Elevic]. Me gustaron sus planteamientos. Con mucho riesgo. Alguno, al final, se volvió un poco en su contra. Jugó con muchos exteriores, con gente pequeña, con Kirilenko de 4, poniendo el equipo en manos de los jugadores de más talento, no de los de más experiencia. Han sido unos planteamientos similares a los nuestros aunque decirlo sea un poco vanidoso.

P. ¿El jugador que más le ha impresionado?

R. Jasikevicius, sin duda.

P. ¿La revelación?

R. El ruso Lijolitov me parece fundamental. Va a ser importante. También su compañero Jryapa.

P. Ahora, hasta los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, sin partidos por delante, ¿qué va a hacer?

R. Lo que la federación me pida. Tengo un contrato por el que estoy a su disposición y hay muchísimo trabajo y muy apasionante: colaborar con la escuela de entrenadores, hay unos Campeonatos de Europa de cadetes, júniors, sub 20... No sé en qué papel y en qué puesto, pero me voy a dedicar las 24 horas del día al baloncesto.

P. ¿Cuándo concluye ese contrato?

R. En octubre de 2004, creo.

P. Desde el primer momento, ¿las condiciones fueron las actuales?

R. Me hicieron dos años de contrato y quedó claro que no significaba ser el seleccionador, sino que era un técnico de la federación y que ellos decidirían en cada momento la responsabilidad que tendría que asumir.

P. Dice no sentirse interino, pero ese contrato...

R. Bueno, me imagino que ellos confían mucho en mí, pero es normal porque corrían un riesgo de aceptación por parte del entorno. La principal dificultad no era si lo haría mejor o peor, sino que el entorno lo aceptase, que no hubiese críticas exacerbadas... En ese sentido, entiendo perfectamente el tipo de contrato. Me han demostrado una confianza absoluta. No me paro a pensar si en el documento pone seleccionador o no.

P. Se hizo así por ese único motivo.

R. No. También tenía que pasar un periodo de prueba para ellos.

P. ¿Lo ha pasado ya?

R. No lo sé. Alguien a quien no le haya convencido desde el primer día, si tiene criterio, no debe cambiarlo. Y quien esté convencido desde el primer día será ahora una persona feliz. Pero soy el mismo ahora que el 14 de febrero, cuando eal sorteo.

P. Ha tenido tiempo de leer Canastas sagradas, de Phil Jackson.

R. Sí, he leído eso y alguna poesía. También he escuchado bastante música, sobre todo nacional, La Oreja de Van Gogh..., un CD de Andy Lucas, unos chicos de Cádiz, que me han regalado mis ayudantes andaluces, y Maná.

P. ¿Sigue otros deportes?

R. Cada vez menos. Siempre fue el baloncesto lo que más me gustó. Cuando tenía 20 años, seguía muchísimo el motociclismo, me conocía todas las pruebas y a todos los pilotos. Yo era de Kevin Rayney, Luca Cadalora, Sito Pons, Àlex Crivillé... Sin embargo, ahora no sigo a la nueva generación. Creo que hace años que no he visto una prueba de otro deporte entera por televisión. He presenciado algún partido de fútbol en Gijón, pero tampoco soy muy apasionado de ese deporte.

P. ¿Son contadísimos, entonces, los encuentros de fútbol que ha visto?

R. Sí. No conozco... El otro día me metieron en un apuro en una emisora de radio. Me preguntaron por Valerón y no tenía ni idea de qué iba esa historia. Sabía que era un jugador de fútbol, pero no sabía ni en qué equipo jugaba.

P. Pero si usted es gallego y Valerón es del Deportivo.

R. Ya, pero soy un ignorante futbolístico. Bueno, lo siento. Mi obsesión es el baloncesto y ver muchos partidos. Prefiero irme al pabellón Magariños a ver un partido de infantiles un domingo por la mañana que ver las pruebas de atletismo por la tele.

SCIAMMARELLA

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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