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Reportaje:

Un verano distinto en Marbella

La ciudad de la Costa del Sol cierra agosto con una caída del turismo de calidad y de las ventas del pequeño comercio

El estallido de la crisis en el Ayuntamiento de Marbella, provocado por la moción de censura contra el anterior alcalde, Julián Muñoz, ha centrado este verano todas las miradas y acaparado toda la información de una ciudad que cada año visitan millones de turistas de todo el mundo.

Las noticias referidas otrora a veraneantes ilustres -el pasado año visitó Marbella el rey saudí Fahd- o a destacadas actividades culturales han quedado ocultas por una crónica rosa-política sin precedentes, en un agosto que se cierra, según los responsables municipales, con un "leve descenso en la ocupación" con respecto al año anterior y una bajada en las ventas del pequeño y mediano comercio.

La nueva concejal de Turismo, María José Lanzat, reconocía a finales de agosto la pérdida continua del turismo de calidad, que muchos achacan a la falta de infraestructuras y a la masificación de un término municipal que antes de la llegada de Jesús Gil a la alcaldía se caracterizaba por un urbanismo horizontal y la abundancia de zonas verdes y arbolado. Dos graves problemas que la edil se comprometía a resolver. "Se van a abrir todos los canales necesarios para recuperar el turismo de calidad que hemos ido perdiendo poco a poco", anunciaba.

"Desde hace dos o tres años es obvio el cambio de tendencia en Marbella"

Las largas colas de turistas en las paradas de taxis y la carencia de aparcamientos han sido sin duda las notas más llamativas de este verano, en el que se ha habido un importante crecimiento de visitantes procedentes del Reino Unido y ha descendido el de alemanes y nórdicos.

Aunque nadie, salvo Lanzat, quiere admitir abiertamente esta disminución de los turistas de alto nivel adquisitivo, lo cierto es que la ocupación en los hoteles de lujo ha bajado, y eso pese a que se han introducido ofertas a precios tentadores. Baste como ejemplo que en el puente de agosto ha sido posible encontrar habitación en estos establecimientos, algo considerado antes como milagroso.

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Con los alquileres ha sucedido algo parecido. Los apartamentos de tres o cuatro dormitorios que cuestan una media de entre 3.600 a 6.000 euros al mes se han agotado, mientras que la mayoría de los grandes chalets, de 36.000 a 60.000 euros al mes, han quedado vacíos y eso pese a que el precio de muchos ha descendido de forma considerable.

"Desde hace dos o tres años es absolutamente obvio que hay un cambio de tendencia en Marbella, y que estamos pasando de un turismo de máximos rendimientos a un turismo de rendimientos medios", explica Rafael de la Fuente, director gerente de la escuela de hostelería La Cónsula, de Málaga, y concejal del PP de Marbella.

Sin embargo, esta crisis no parece haber afectado a los bares de moda. Las calles de Puerto Banús, que concentran decenas de estos establecimientos, han registrado un lleno total a altas horas de la noche, y lo mismo ha ocurrido con el casco antiguo de Marbella. La discotecas Coyote, en Banús, y Annual, en Marbella, o el pub irlandés O'Brian han ampliado una oferta ya de por sí variada. Una de las novedades de más éxito ha sido Nickyes Beach, un establecimiento de playa tipo Miami, con un horario más vespertino y menos nocturno y un ambiente abundante en silicona y anabolizantes.

Precisamente, el estado de las playas sigue siendo una de las asignaturas pendientes. Aunque este año se han obtenido tres banderas azules frente a las dos de la temporada anterior, se trata de una cifra pequeña teniendo en cuenta que Marbella cuenta con 27 kilómetros de costa, explica Javier de Luis, portavoz de Alternativa Ecologista Verde.

El colectivo estableció durante el verano cuatro zonas o puntos negros donde "no era razonable" el baño. El Ayuntamiento marbellí ha recogido 13.689 kilogramos de residuos sólidos flotantes en el mar en el mes de agosto.

En cuanto a las actividades culturales, éstas han sido numerosas aunque menos llamativas que en años anteriores. Las más destacables han sido el espectáculo del bailaor Joaquín Cortés, los conciertos de los grupos Jarabe de Palo y la Oreja de Van Gogh y una nueva edición de los Conciertos con Encanto, un espectáculo que se desarrolla en las Termas Romanas de Guadalmina.

"Ha sido un verano distinto", señala el fotógrafo Freddy Torra, quien reconoce que "Marbella ha decaído mucho" en lo que se refiere a las visitas de famosos a la capital de la Costa del Sol. "No sabemos si es que ya no vienen o que, al mezclarse la política con la prensa rosa, se ha desatendido la búsqueda de personajes de calado, de forma que éstos han podido pasar más desapercibidos", añade.

La lista de los famosos con caché que han pasado en agosto por Marbella se reduce a los clásicos de siempre: Eugenia Martínez de Irujo, Terelu Campos, la duquesa de Alba, Lara Dibildos o Norma Duval.

Uno de los mejores reportajes ha sido, según Torra, el de Isabel Sartorius en la playa con su familia. La aparición a final de temporada de Ana García Obregón también ha dado un poco de juego, pero si a alguien se ha echado sobre todo en falta es a Antonio Banderas.

Lo que sí ha abundado es lo que los paparazzis llaman personajes de segunda categoría, caso de Dinio, Elián, Belén Esteban, Toni Genil o Yola Berrocal. Efectivamente, un verano distinto.

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