Los otros 'pavones'
Sousa, Valdo, Aganzo y Luis García, criados en el Madrid, se buscan la vida fuera justo cuando Queiroz recurre a la cantera
"Los canteranos que están ahora jugando en el Madrid me dan envidia, pero sana". David Sousa (Málaga, 1980) juega en el Valladolid, pero aún recuerda los campos de entrenamiento de la Ciudad Deportiva blanca. La foto cambia de año en año. Pero el resultado siempre es el mismo. Cada temporada, un grupo de chavales sonrientes debuta con el primer equipo o comparte unos días de entrenamiento con las estrellas. Después, salvo contadas excepciones, como Pavón o Portillo, se marchan diseminados por el mapa de la Primera y la Segunda División. En este curso, Carlos Queiroz, el nuevo técnico, se ha encontrado con una plantilla despoblada de clase media y ha tenido que recurrir a los pavones. Demasiado tarde para los Sousa, Aganzo, Valdo, Luis García o Julio Álvarez.
Valmiro López Rocha, Valdo, de 22 años e hijo de un inmigrante de Cabo Verde afincado en las minas de Villablino (León), ha explotado en Osasuna. Internacional sub 21, matiza: "Si hubiese tenido las mismas oportunidades que ahora tienen otros, las cosas podrían haber sido diferentes. Pero el tiempo pone a cada uno en su sitio". Valdo llegó a jugar en el Bernabéu. Pero no lo echa de menos. "He elegido otro camino", dice sin que su tono de voz suene a revancha. "Me gustaría volver o ir a algún otro grande", confiesa ambicioso.
Luis García (Oviedo, 1981), titular en el Murcia, con el que ya ha anotado un gol en la Liga, expresa su conformidad ante su situación de exiliado con una frase hecha. "El fútbol es estar en el sitio justo en el momento preciso", recita, y concluye el latiguillo añadiendo: "Y no fue mi caso". Concede que ahora juegan más canteranos en el equipo de Queiroz, pero advierte: "Sobre todo, es gente de la parte defensiva". La excepción a esa regla es Portillo, de quien el ahora delantero pimentonero recuerda que coincidió con él una campaña en el filial: "Metí más goles". García, como Valdo, llegó a debutar con el Madrid, "el mejor del mundo", según el ariete.
Sousa, que hoy se medirá a su antiguo club (19.00, Teletaquilla), reconoce que salir del Madrid fue "una pequeña desilusión". Pero también asegura que "no echa de menos" Chamartín porque prefiere "jugar en Primera". El año pasado, ya en Zorrilla, no le salieron bien las cosas. Sin embargo, esta temporada ha empezado jugando como titular: "Mucha gente se sintió defraudada porque las cosas no me salieron bien, pero ahora quiero demostrar que se puede confiar totalmente en mí".
El club castellano es uno de los principales receptores de los exiliados. La defensa pucelana, por ejemplo, está compuesta por cuatro ex jugadores blancos: Julio César, Caminero, Marcos y Torres Gómez, aunque Caminero terminó haciéndose gran futbolista en el Atlético.
El portero, Bizarri, procede también del Madrid. "El Madrid es una escuela bastante rígida y la gente dice que todos estamos cortados por el mismo patrón", comenta Sousa, que reconoce sentirse "muy a gusto" con tantos ex madridistas.
Otro de esos jugadores surgidos de la escuela blanca es David Aganzo (Madrid, 1981), internacional en todas las categorías y ahora futbolista del Levante, en Segunda, tras pasar la temporada pasada por el Espanyol. "La verdad es que mis compañeros del juvenil están ahora todos debutando, yendo convocados a los partidos o entrenándose, pero yo ya tuve mi oportunidad", explica el delantero, sobre el que el Madrid aún se reserva una opción de compra. Aganzo coincide con los otros pavones en que "siempre se piensa en volver", pero asegura que no le da muchas vueltas a su posible regreso porque la verdad es que está "centrado en el Levante".
Los pavones de fuera superan en número a los que permanecen en el club y son una legión creciente, pero todos coinciden en ese deseo formulado de regresar alguna vez al Madrid.
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