_
_
_
_
TIROS LIBRES | BALONCESTO | Campeonato de Europa
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Joven madurez

Como diría Estopa: suma y sigue. Terminada la fase de preparación, la selección ha cumplido escrupulosamente sus objetivos, tanto en lo que se refiere a las cuestiones clasificatorias como a los asuntos técnicos. La tarea ha sido impoluta en el fondo y las formas. España ha demolido a Suecia, Rusia y Serbia conjugando efectividad, vistosidad y un derroche de talento que ha apabullado a sus contrarios. Bueno, vale que los serbios no eran los auténticos y que Bodiroga y Divac están viendo el torneo por la tele, pero nunca se debe desdeñar a cinco balcánicos metidos en una cancha de baloncesto. Es más, cuidado con liquidarles antes de tiempo.

Hay una cosa que no deja de sorprender de la selección. Es la naturalidad con la que esta generación va asumiendo retos más exigentes. Podrán ganar o perder. Quién sabe si el jueves, en el diabólico cruce de los cuartos de final, sale el partido malo como en el Mundial de Indianápolis 2002. Da igual, pues estos avatares no cambian su concepción del juego como un ejercicio lúdico en el que se trata de disfrutar más que de padecer, de soñar más que de tener pesadillas, lo que les aleja del dañino discurso que escuchamos demasiadas veces. Hace unos días, un futbolista del Madrid decía: "Vamos a sufrir mucho". Vaya forma de encarar una temporada. Se quitan las ganas de ir al Bernabéu, pues para sufrir ya tenemos muchas otras cosas. Estamos hablando de deporte, ocio, diversión... ¿Alguien puede pensar que Navarro podría hacer lo que hace con una mentalidad sufriente?

Más información
Navarro cambia el signo

Lo que engancha de esta selección no es sólo que gane partidos, pues no es la primera vez que se ganan, sino la asombrosa madurez que ha logrado a tan temprana edad. En esto los serbios han sido siempre unos artistas. Con 20 años son unos veteranos en los aspectos psicológicos. Llevan años sin desarrollar un baloncesto lucido, pero dominan como nadie la lectura del juego, lo que les ha dado unos cuantos títulos.

Ayer, los papeles estaban cambiados. Los listos, los astutos, los que no se dejaban intimidar, los que cuanto más caliente estaba el partido mejor jugaban, los que metían las canastas decisivas en el momento oportuno..., ésos eran los españoles. Y consiguieron justo lo que habitualmente los serbios: desquiciar, que quieras pegar en vez de jugar; sacarte del partido. Fue en estos asuntos en los que España se graduó y concluyó su puesta a punto para el jueves. No hay ninguna duda de que, en cuanto a juego, la selección tiene poderío para conseguir cualquier objetivo que se proponga. Pero no sólo con las piernas y los brazos se ganan los campeonatos. También en esto España ha sacado un sobresaliente.

Soñemos, que es gratis.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_