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Reportaje:

"Hay cuerpos cayendo del cielo"

La difusión de las transcripciones de las llamadas telefónicas transmite el drama de los atrapados en las Torres Gemelas el 11-S

-¡Eh! ¡Veo docenas de cuerpos, gente que está saltando desde lo alto del edificio!

-¿Ve qué saltando del edificio?

-¡Gente! ¡Cuerpos que están cayendo del cielo!

La conversación entre un hombre al pie de las Torres Gemelas, aterrorizado por los cuerpos que se arrojan al vacío y la atónita operadora de la policía que atiende la llamada de emergencia, es uno de los nuevos testimonios de las comunicaciones que rodearon las horas de caos y desconcierto en la mañana del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York.

La mayor parte de lo que se puede leer en las páginas hechas públicas ayer por orden de un juez son conversaciones entrecortadas, órdenes contradictorias, peticiones de socorro, mensajes angustiosos de despedida que se interrumpen, sirenas y gritos. Terror ante lo desconocido, confusión sobre qué estaba ocurriendo.

Más información
"¿Nos quedamos o nos vamos?". "Yo esperaría nuevo aviso"

La mayoría de los responsables del orden trataron de organizar el caos y dieron las consignas adecuadas; algunos, en el jaleo de los primeros momentos, aconsejaron a la gente que no se moviera. Unas 25.000 personas consiguieron abandonar el complejo de las Torres Gemelas y salvaron la vida. La lista de víctimas se establece en 2.792 personas. Pero de unas 1.300 no hay restos identificables. Algunos de los testimonios recogidos en las transcripciones hechas públicas ayer sí tienen nombres y apellidos:

-Comandante Devlin: "Ray, soy el comandante Devlin".

-Sargento Wozack (en la comisaría): "¿Cómo está?"

-Devlin: "Un poco hecho migas, por decir algo".

-Wozack: "¿Qué ha sido, la Torre Uno [se refiere a la Torre Norte]? ¿La Torre Uno? ¿Es que se está derrumbando?".

-Devlin: "No, la Dos... acabamos de... un puesto de mando aquí, con los policías, la gente de las urgencias, todo el mundo. Aquí están todos".

-Wozack: "Dios mío".

-Devlin: "No sé, todo... no tenemos ni idea".

-Wozack: "Dios mío".

-Devlin: "Bueno, reza alguna oración. Cuídate".

LA MUJER DE UN POLICÍA
¿Donde está mi marido?

Había miles de personas atrapadas y miles tratando de ayudarles. Los policías y bomberos se emplearon a fondo y decenas lo pagaron con su vida. Jeannie McIntyre habló con su marido, un policía, que le dijo que iba a entrar en una de las torres. Después trató de localizarle:

-Jeannie McIntyre: "¿Sabe si mi marido estaba en ese edificio que acaba de derrumbarse?".

-Sargento Holland: "Sí, hemos oído. Hay... ninguno de los nuestros está herido ahora mismo".

-McIntyre: "Pero él estaba subiendo por el edificio".

-Holland: "Sí, ya lo sé. Pero es que... no hemos tenido ningún herido entre... entre nuestra gente allí".

-McIntyre: "¿Está seguro? Porque iba a subir por las escaleras. Me lo dijo".

-Holland: "Entiendo. No tenemos... no tenemos información de nadie que... no está herido ninguno de los nuestros. ¿De acuerdo? Entiendo que... Va a ser horrible, ¿sabe?".

El marido de Jeannie McIntyre fue uno de los muchos policías que murieron en el intento de rescate de las víctimas de los atentados contra las Torres Gemelas.

AGENTE DE SEGURIDAD
Demasiado tarde para Hoey

Patrick Hoey, alto cargo de la Autoridad Portuaria, llamó a la policía desde el piso 64º de la Torre Norte, la primera en recibir el ataque, al darse cuenta de que ha habido otra explosión en la Torre Sur. Pasan minutos de las nueve de la mañana:

-Hoey: "Tengo aquí conmigo a unas veinte personas. ¿Qué me sugiere?".

-Policía: "Estén atentos, porque parece que ha habido otra explosión en la Dos..., así que tengan cuidado. Acérquense a las escaleras y esperen a que llegue la policía".

-Hoey: "¿Van a subir? OK. ¿Pasarán por todos los pisos? En fin, mire a ver si puede informar de que estamos aquí arriba".

-Policía: "Hecho".

Una hora después, cuando la Torre Sur acaba de desplomarse, Hoey consiguió comunicar de nuevo. Las cosas estaban mucho más claras, como se desprende de la rápida respuesta del agente. Pero era muy tarde:

-Hoey: "Estoy en las Torres Gemelas, edificio Uno. Soy de la Autoridad Portuaria y estamos en la planta 64º. El humo está siendo cada vez más espeso, así que vamos a... estamos sopesando la posibilidad de bajar por las escaleras. ¿Sería lo adecuado?".

-Policía: "Sí, intenten salir de allí".

Todos se pusieron en marcha, pero durante la bajada, la torre se derrumbó. Increíblemente, dos de las personas del grupo sobrevivieron. Hoey no fue una de ellas.

MORIR EN EL RESTAURANTE
¿Cómo respiramos?

Christine Olender, de 39 años, nacida en Chicago y encargada del restaurante Ventanas sobre el Mundo, en el piso 106º de la Torre Norte, llamó a la policía alarmada. Las personas que estaban desayunando y los empleados -alrededor de 170- sabían que estaban en una ratonera. Abrieron las puertas de acceso a las escaleras y se encontraron con un humo espeso y negro.

-Olender: "No tenemos orientaciones aquí. ¿Dónde llevamos a los clientes y a los empleados?".

-Policía: "Estamos haciendo lo que podemos. Los bomberos, todo el mundo, estamos intentando llegar allá arriba, querida".

Hasta cuatro veces llamó Christine Olender para pedir instrucciones. En una de ellas, pregunta por el tiempo que los agentes calculan que tardarán los equipos de rescate. "Tan pronto como sea posible, tan pronto como sea humanamente posible", fue la respuesta.

La ayuda no pudo llegar. El edificio era una chimenea. Ésta es la última llamada de Christine:

-Olender: "La situación aquí está empeorando por momentos. Tenemos... tenemos... ¡se está acabando el aire fresco a toda velocidad! ¡No le estoy exagerando nada!".

-Policía: "Señora, ya sé que no está exagerando. Estamos recibiendo muchas llamadas como ésta. Vamos a mandar a los bomberos allá arriba en cuanto sea posible".

-Olender: "¿Cómo hacemos para respirar un poco de aire?".

-Policía: "Señora, los bomberos...".

-Olender: "¿Podemos romper una ventana?".

-Policía: "Puede hacer lo que necesite para conseguir un poco de aire".

-Olender: "Muy bien".

Christine Olender murió, igual que todos los que estaban con ella en el restaurante.

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