El sabor de lo sórdido
La australiana Chloe Hooper debuta con una intensa y compleja novela negra sobre el adulterio. Una maestra joven de un plácido pueblo de Tasmania es la protagonista de esta inteligente y perturbadora historia. En Un libro para niños basado en un crimen real, la trama principal se enhebra con una fábula infantil en la que los animales investigan un crimen.
Vivir una prolongada relación sentimental y sexual con un hombre maduro y casado puede ser muy excitante para una joven, y también muy peligroso. El adulterio lleva aparejado una alta posibilidad de violencia, y no sólo en las sociedades atrasadas que encarcelan o lapidan a sus protagonistas. En las permisivas sociedades occidentales, el adulterio -la mayor mentira y la humillación más injustificable que se pueden infligir a una pareja- despierta en sus víctimas poderosos sentimientos de venganza, que en ocasiones desembocan en el crimen.
Kate, la protagonista de Un
UN LIBRO PARA NIÑOS BASADO EN UN CRIMEN REAL
Chloe Hooper
Traducción de Cecilia Ceriani y Txaro Santoro
Anagrama. Barcelona, 2003
265 páginas. 16 euros
libro para niños basado en un crimen real, lo descubrirá en el aparentemente plácido pueblo de Tasmania en cuya escuela trabaja como maestra. Allí murió asesinada, años atrás, otra joven soltera que sostenía relaciones secretas con un individuo casado; allí vive la propia Kate una aventura con el padre de uno de sus alumnos, que no tardará en nublarse de amenazas y terrores.
De Australia nos llega esta novela tan negra como compleja, inteligente y perturbadora, una novela que se lee febrilmente y deja huella. Chloe Hooper, su autora, es una debutante que camina con paso firme y propio por la senda abierta por Patricia Highsmith. Su Australia es extremadamente dura. Se fundó como una colonia penitenciaria y a partir del exterminio de los aborígenes, y vive hoy en una permanente matanza de los restos de su fauna y combinando el puritanismo social anglosajón con clandestinos y escabrosos comportamientos individuales. Si la mente de Hooper es insólitamente madura al explorar las almas de niños y adultos, su pluma es rica, tensa y poderosa en las descripciones y diálogos. Además, la australiana enhebra en la trama principal de la novela una fábula para niños, en la que los animales investigan el asesinato ocurrido años atrás en el pueblo de Tasmania. El truco es arriesgado, pero funciona. Las dos narraciones se simultanean y complementan con naturalidad.
Al final, Kate se da cuenta
de que los adultos obligan a los niños a crecer renunciando formalmente a una maldad que ellos conservan disimuladamente, y que muchos liberan a través del egoísmo, la traición, la mentira, la cobardía y hasta el asesinato. Kate lo vive en su propia piel, a través de su relación con el marido adúltero, que, como casi todas las de este tipo, hace daño a todos los implicados, verdugos y víctimas, y de la que, al final, sólo queda el amargo sabor de lo estúpido, lo sórdido y lo peligroso. Y una noche será empujada violentamente por su amante y tendrá que decir: "Me quedé tirada en el suelo".
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