¿El islam es todo intolerancia?

Respecto a la carta del lector ceutí publicada el 18 de agosto sobre el Islam, nos gustaría exponer algunas ideas para la reflexión.

Partimos de la creencia de que cualquier dogma religioso, ideológico, filosófico o de otro tipo se mueve en una dinámica bipolar.

Entre la flexibilidad y la rigidez, el encierre sobre sí mismo y la apertura hacia el otro, entre la "tolerancia" y la "intolerancia". Los dogmas, a lo largo de su vida, conocen momentos luminosos y otros sombríos, sus fieles protagonizan hechos que enorgullecen y otros que avergüenzan.

La relación con el "otro" o con los "otros" puede corresponder, en determinadas épocas, a lógicas excluyentes del tipo "no existe más verdad que la mía", o incluyentes del tipo "además de mi verdad existen otras". Las personas inscritas en cualquier religión o ideología se mueven entre la moderación y el fanatismo, entre el reconocimiento y la negación del otro. Inducidos a ello, entre otras cosas, por la postura y las actitudes del "otro", por las circunstancias del momento y por elementos del propio dogma.

Las percepciones del Islam tendentes a generalizarse en Europa se centran, en su construcción, en lo excluyente, lo fanático, lo amenazante, lo anticivilización... del Islam y omite sus contrapuestos que también existen, aunque los captamos en menor medida.

Dejándonos arrastrar por dichas percepciones, crearemos a más musulmanes intolerantes e intolerantes terminaremos siendo, aunque esa no fue nuestra intención al inicio.