En el reino del revés
El Parque del Alamillo organiza veladas poéticas y juegos para que los niños se interesen por los versos
"Me dijeron que en el Reino del Revés / nada el pájaro y vuela el pez, / que los gatos no hacen miau y dicen yes / porque estudian mucho inglés", recita Manuel Ortega, esquinado ante el micrófono, mientras sostiene en la mano una hoja que tiembla y delata sus nervios. Es uno de los invitados para leer poesía en la veladilla posterior a un taller de poesía para niños. "Vamos a ver cómo es el reino del revés", concluye. El poema, que es también una canción infantil, es de María Elena Walsh, protagonista junto a Alfonsina Storni y Gabriela Mistral de una noche dedicada a diferentes poetisas. El Reino del Revés se encuentra este verano en el parque del Alamillo de Sevilla. Allí se están realizando actividades para los más pequeños bajo el título de Ojos de niño, entre ellas un taller para que descubran la magia de las palabras. Allí pueden jugar a ser Harry Potter sin necesitar ninguna varita. Mañana miércoles tienen su última cita del verano con una noche dedicada a los Poemas para llevar en la mochila: Los secretos de El Principito.
El mobiliario es ajustado. Bajo un arbolado de pinos y cercado por unas gradas que parecen de juguete se alinean dos mesas con un tablero y unas sillitas azules, donde hierven los niños, que no paran quietos.
David Eloy Rodríguez y José María Gómez Valero, los dos monitores, ofrecen a los pequeños palabras que extraen al azar de una especie de saca. "¿Quién quiere sacar las palabras?", preguntan. Un montón de niños saltan de las sillas agitando las manos. El resultado es: amarillo, lentejas, mapa y huesos. "¡Gusanitos!", grita una niña, lanzando una propuesta que no parece tener éxito entre la concurrencia.
Los chicos combinan las piezas como un puzzle de colores. "El mapa es amarillo con lentejas y un hueso". "Cuando como lentejas leo un mapa con hueso". "Menos mal que hemos venido preparados, hemos traído todas las palabras del mundo, si no se nos acaban", dice José María antes de extraer la última tanda.
La más difícil con cinco palabras. Bigote, lámpara, tristeza, gimnasia y música. "Estoy tocando una música con bigote..." o "cuando llega la tristeza se enciende la lámpara y empiezo a hacer gimnasia". Parece que no lo han hecho mal. Ésta es "la gran prueba de que sois unos poetas enormes", asegura Manuel Ortega, invitado por los monitores.
El taller termina y reparten poesías para que puedan seguir en casa. "Ahora buscamos voluntarios para recitar en el escenario", solicitan a los asistentes.
Los pequeños dudan por un momento, luego se acercan despacio para participar. La lectura se celebra en un austero escenario con focos y tenues luces. A los pies, una mesa alargada muestra libros como Lecciones de poesía para niños inquietos, de Luis García Montero, además de ediciones para los más jóvenes de Antonio Machado, Alberti, Rubén Darío, Lorca o Miguel Hernández.
Entre los voluntarios se encuentra Paula Bernal, de ocho años, que lee en voz alta, mientras su madre, Ana Belén García, le dice: "La poesía no es leer, fíjate cómo lo van a hacer". Entonces la luz se apaga. "Mira, así da menos vergüenza" apostilla para calmarla.
En ese momento comienzan las tradicionales veladillas poéticas. En esta ocasión se leen poemas de la poetisa uruguaya Alfonsina Storni. Se suicidó caminando hacia el mar. Dos compositores, Félix Luna y Ariel Ramírez, escribieron una canción en su honor. "Dormida Alfonsina vestida de mar", canta una chica en una de las estrofas con el único ruido del silencio.
También participan los poetas y humoristas Absurdo y Diestro, aunque en realidad son un trío si se cuenta a Miguel Ángel, una lechuga, que les acompaña durante todo el recital y a la que acomodan en una silla cercana para que no pierda detalle.
David Eloy Rodríguez y José María Gómez Valero, los promotores de la idea, pertenecen a La Palabra Itinerante, "un colectivo dedicado a la agitación y expresión cultural". Y que cuenta con una gran experiencia en cursos y talleres para personas de todas las edades. "Hemos hecho incluso cursos de poesía con analfabetos en las Tres Mil Viviendas", señala José María con orgullo.
El colectivo tiene claro en cualquier caso que "la poesía no debe ser asunto de minorías". "Ha sido siempre voz de la sangre común, necesidad de cantar el dolor y las pasajeras plenitudes de todos", añaden. De lo que más orgullosos están es de su ciclo de Poesía en Resistencia en la sala La Imperdible, a la que acuden poetas de todo el país. Cada miércoles, desde hace casi tres años, hay lecturas de poemas y, según explican, ha conseguido una notable aceptación entre un público hambriento de versos.
Parque del Alamillo. Harry Potter. Martes, 22.30. Taller de poesía Emoción y fantasía. Miércoles 23, 21.30. Información: 954 46 23 33.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.