La 'rabona' vuelve a escena
El delantero Tote, gustoso de las jugadas llamativas, confía en olvidarse en el Betis de su oscuro paso por el Madrid
El jugador que en el Valladolid no se cansó de hacer rabonas (pasar un pie por detrás del otro para golpear sorpresivamente el balón) se encontró en el Madrid sin la posibilidad de expresarse como le gusta. El fútbol es cada vez más presa de la tiranía de los números, un engranaje en el que cada pieza cuenta sus movimientos como operaciones matemáticas. Pero Jorge López, Tote, prefiere acercarse al área y hacer quiebros donde cualquier otro perdería el tiempo pensando en qué debería hacer según el sistema marcado.
Tote apenas disfrutó de oportunidades con el Madrid para romper la ortodoxia en el campo. Apenas efectuó una rabona en partido oficial, frente al Recreativo, en la Liga. Y para un delantero que necesita el aliento del público empañando su cabeza el ostracismo resulta insoportable. También los compromisos menores, contra conjuntos de la Segunda División B, como en la Copa del Rey, el único escenario en el que pudo interpretar libremente su profesión.
"Juego para divertirme y defiendo el tipo de futbolistas que se salen de lo táctico, que se arriesgan", explica Tote. Pero, obstruido por Ronaldo, Morientes y Portillo, no podía plasmar el fútbol con el grado de osadía que le diferencia del resto. De ahí, su obsesión por dar la vuelta a su situación. "Tenía que salir de ella. Tenía que jugar como fuese. En el Madrid ni jugaba ni disfrutaba".
Al término de la temporada pasada y después de arduas negociaciones, Tote logró comprar su libertad por un millón de euros, cuantía en la que tuvo que invertir algunos ahorros. A su padre y representante, Marcelino López, y a él mismo les urgía desvincularse del Madrid para afrontar las gestiones con el Betis, su nuevo club, que le ayudó en la operación. "No podía estar más tiempo jugando sólo las pachangas", subraya su progenitor. Y Tote, por fin, puede avistar el arranque de un curso con algo de optimismo.
"No guardo rencor al Madrid. Si pasé la campaña prácticamente en blanco fue porque yo quise, porque decidí quedarme. Por eso no hablaba ni me quejaba", dice Tote, a quien bastaba ver en los entrenamientos en la Ciudad Deportiva para cerciorarse de que no atravesaba sus mejores días. "¿Qué si era feliz en el Madrid? Pues... en lo deportivo evidentemente no, pero sí en lo personal. El vestuario me trataba de maravilla. De hecho, me fui de vacaciones con algunos compañeros", reflexiona con el volumen de voz más bajo. Curiosamente, el primer partido de la nueva Liga enfrentará al Madrid y al Betis en el Bernabéu. "No será especial. Simplemente, uno más. Los encuentros especiales llegarán ante el Valladolid, en el que jugué; una ciudad que me trató muy bien".
Con el cuadro blanquivioleta Tote jugó 36 partidos de la Liga 2001-2002 y marcó ocho goles. Con el Madrid, en la siguiente, sólo disputó uno y no anotó. "Fue muy complicado aguantar un año así. Venía del Valladolid, de jugar siempre, de tener el aprecio de la afición", destaca. Pero, a pesar del ostracismo, no sufrió su cotización. "Tenía muchas ofertas, pero yo quería seguir en España", afirma. Pudo ser el Atlético, el club de su niñez, hacia el que no disimula su simpatía. Pero el Betis fue el que pujó más fuerte. El sábado se estrenó como goleador verdiblanco en el Trofeo Carranza, frente al Cádiz. "Aquí tengo libertad para jugar. El entrenador, Víctor Fernández, no deja de repetírmelo. Esto es lo que buscaba: preocuparme sólo por jugar como me gusta".
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