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Reportaje:

El segundo Florentino

Abramovich, el ruso que trae de cabeza al Madrid con su mismo juego, tiene la 49ª fortuna mundial

A Florentino Pérez parece haberle salido un alumno aventajado. El ruso Roman Abramovich, el nuevo dueño del Chelsea, ha aplicado para intentar hacerse con Makelele la misma táctica que él aplicó para llenar el Madrid de estrellas. Consiste en seducir al jugador con una oferta irrechazable y retirarse de la escena, permanecer en segundo plano, a la espera de que aquél, tentado por las expectativas económicas, haga el trabajo sucio de rebelarse contra su club y forzar su traspaso. Lo hizo Pérez hace tres años con Figo, lo que le sirvió para ganar las elecciones; hace dos, con Zidane; hace uno, con Ronaldo, y hace unos meses, con Beckham.

Un día después de que Roman Abramovich desembolsara casi 200 millones de euros para hacerse con el club londinense, un diario inglés publicó la imagen de un típico ruso y un expresivo titular: "¿Por dónde se va a Stamford Bridge?". Pero Abramovich (Sarátov, Rusia; 1966) sabía a la perfección dónde está el estadio de su equipo. Ha estudiado durante meses la situación de clubes como el Manchester United, el Tottenham y el Arsenal para preparar su desembarco en la Premier. Sus movimientos desde el 1 de julio confirman que conoce el terreno que pisa.

La fortuna de Abramovich está tasada en unos 5.700 millones de euros, la 49ª del mundo según la revista Forbes. El todavía presidente formal del Chelsea, Ken Bates, sostiene que Abramovich se gasta el dinero en el equipo "como un hobby". Hacerse con el control del Manchester le habría costado unos 900 millones. El Arsenal le habría salido más barato, pero necesita otro estadio, lo que encarecía la operación. Con 200 millones, el ruso ha cancelado la deuda y comprado más del 50% de las acciones del Chelsea.

A la hora de reforzar el equipo no ha dudado en aceptar las peticiones del técnico, el italiano Claudio Ranieri, como Duff y Geremi, además de poner a sus órdenes a un crack mediático como Verón. Un día después de su llegada, Zola prefirió marcharse al Cagliari que permanecer en Inglaterra ganando mucho más dinero, pero el ruso amenazó con comprar el equipo italiano para forzar su regreso. Con Makelele, de momento, ha fallado, lo que aún no le ha ocurrido a Florentino Pérez con sus galácticos.

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