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Aidima analizará la composición de los muebles que fabrica Ikea

La multinacional sueca de distribución de mobiliario y productos para el hogar Ikea ha encargado al Instituto Tecnológico del Mueble, Madera, Embalaje y Afines (Aidima), miembro de la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunidad Valenciana (Redit), que analice el contenido de formaldehído (CH2O) de los muebles que comercializa y controle que éste continúe ajustándose a los límites que exige la legislación, según informaron fuentes del instituto valenciano.

El formaldehído es un gas muy volátil a temperatura ambiente que se utiliza en la industria química para fabricar adhesivos que sirven posteriormente de aglutinantes en la compactación de los tableros de partículas derivadas de la madera, según explicaron las mismas fuentes. Estos tableros, que son la base de la fabricación de los distintos tipos de mobiliario, "deben cumplir una reglamentación que regula el contenido y la emisión de esta sustancia que produce el típico olor de mueble nuevo", señalaron.

El exceso de este gas puede provocar con sus emisiones, según las fuentes citadas, "irritaciones en vías nasales y ojos, y un riesgo para la salud si se combina con otras patologías de la persona que lo inhale". En este sentido, Ikea ha encargado al instituto valenciano, que cuenta con más de 18 años de experiencia, que realice este tipo de análisis "con el fin de controlar a sus proveedores".

De momento, según fuentes de Aidima, el ensayo previo de intercomparación realizado ha concluido con "resultados positivos en todas las pruebas, con unos registros situados en la media de los márgenes de seguridad que establece la normativa".

El método del 'perforador'

Para calcular la concentración de formaldehído se aplica la norma 'EN 120' sobre determinación del contenido de este gas mediante el método de extracción denominado del perforador, indicaron las mismas fuentes. Para la realización del ensayo se recogen muestras del tablero de un tamaño determinado y se introducen en un recipiente con tolueno en ebullición.

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Posteriormente, añadieron, una columna de agua recoge el contenido de formaldehído, muy soluble en agua, y por medio de reactivos se obtiene un complejo de color amarillo al que se le aplica una luz dentro del espectro visible. A continuación, un espectrofotómetro mide la reacción a la longitud de onda y a partir de fórmulas matemáticas se consigue calcular la concentración de formaldehído, expresada en miligramos por cada 100 gramos de tablero seco.

La normativa permite, dependiendo del tipo de tablero, distintas cantidades de formaldehído, y para asegurarse de la exactitud de los resultados, Aidima realiza previamente un ensayo en blanco como medida correctora, es decir sin muestras, y posteriormente dos réplicas. Si los resultados de éstas difieren más de un 20% se realiza un tercer ensayo para lograr así el índice de fiabilidad más alto, explicaron fuentes del centro tecnológico.

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