No hubo orejas y debió haberlas
Aunque fuera recurrente y obligatorio dedicar mucho espacio a la decisión del presidente de la plaza al no otorgar la oreja que el público pedía mayoritariamente para Finito de Córdoba, no entraremos en esa tesitura. Ahora bien, sí debemos reprochar al usía que no devolviera a los corrales el primer toro de la corrida, dada su manifiesta invalidez. Los toros de ayer, salvo el primero, eran como para haberles cortado las orejas. Posiblemente eso hubieran hecho cualquiera de los 20 toreros que se han retirado en los últimos 20 años. No importa que les haya caído una lluvia de canas sobre sus cabezas.
Finito de Córdoba entró en el cartel de ayer para sustituir a El Fandi. Esa sustitución provocó la víspera y el mismo día de la corrida bastantes suspicacias. Suspicacias en las que no vamos a entrar porque no es nuestro cometido. Ya se sabe que en el mundo de las sustituciones existe una historia como de novela negra. Tanto en su primer toro como en el segundo, Finito de Córdoba abusó de la serie de derechazos. Frente a nueve series con la derecha, sólo instrumentó tres con la izquierda. Su faena muleteril en su primero dejó en el aire algún muletazo templado y ligado. Acabó ahogando un poco al toro. En su segundo, que fue donde se gestó la bronca al presidente, hay que decir que a ese buen toro no dejó de darle, en muchas ocasiones, trapazos con excesiva velocidad. Para dos pases buenos, los tres siguientes se pasaba de velocidad. Vuelta a tejer con la franela otros aceptables pases y vuelta a acelerar la velocidad. Tardó en ese toro en tomar la mano izquierda y el toro le dijo que era por ahí la mano buena. Pero fue demasiado tarde. Ya el animal no tenía recorrido. Como dirían en América, sus pases estaban demasiado tironeados.
Alcurrucén / Joselito, Finito, Valverde
Toros de Alcurrucén, bien presentados, justos de fuerza, 1º inválido, los demás manejables, en especial el 5º. Joselito: pinchazo y estocada caída (aplausos); -aviso- pinchazo y estocada un pelín caída (gran ovación). Finito de Córdoba: tres pinchazos -aviso-, pinchazo y descabello (pitos); estocada caída (petición de oreja, con bronca al presidente). Javier Valverde: -aviso- estocada trasera y dos descabellos (gran ovación); pinchazo y estocada (gran ovasión). Plaza de Illumbre, 13 de agosto, 4ª de feria. Tres cuartos de entrada.
Joselito no pudo hacer nada en su primero por la invalidez reseñada, excepto insuflar un adiós de naufragio. Paso desapercibido como una lata vacía de cerveza. La faena de su segundo toro consistió en torear a media altura sin demasiado éxito ni relevancia. Alternó algunos trapazos y algunos potables.
Si hay que hablar de temple, digamos que Javier Valverde lo intentó en el sexto de la tarde y lo consiguió. Es verdad que templó, mas a la faena le faltó llevar al toro muy atrás, como le faltó cargar la suerte. Sin duda, el fundamento del temple tuvo criterio. Adoleció de acentuar ese renglón que no está en la letanía. En su primero estuvo aseadito. Valoramos el que citara por tres veces consecutivas de lejos.
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