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Los precios del turismo y la energía elevan la inflación al 2,8% pese a las rebajas

Los hoteles y restaurantes se encarecen casi un punto, mientras el vestido cae un 10%

Lucía Abellán

La tendencia a la baja que ha mantenido la inflación desde el mes de febrero quedó interrumpida en julio. La tasa de inflación creció una décima con respecto a la de junio, hasta el 2,8%, aunque los precios se redujeron seis décimas en el mes. El fuerte descenso en el índice de precios al consumo (IPC) que impusieron las rebajas, con caídas del 10,2% en vestido y calzado, no bastó para compensar la subida de los precios hoteleros y el aumento de la energía. La inflación subyacente, que excluye los elementos más volátiles, se situó en el 2,9%, por encima del índice general.

El IPC vuelve a aproximarse peligrosamente a la barrera del 3% que el Gobierno quiere a toda costa evitar de aquí a finales de año. Los precios bajaron un 0,6% en julio con respecto a junio, fundamentalmente debido al efecto rebajas, pero en el conjunto del año la inflación creció del 2,7% en que se mantenía desde mayo hasta el 2,8%. A partir de febrero, el IPC ha ido bajando ayudado por la caída de los precios de la energía que se produjo tras la guerra de Irak y una cierta moderación de los precios hoteleros. En el mes de julio se produjo una ruptura en esa tendencia.

El grupo de hoteles cafés y restaurantes creció casi un punto (0,9%) con respecto a junio y un 4,2% en los últimos 12 meses. También cobró gran fuerza el apartado ocio y cultura -incluye los viajes organizados-, que creció un 1% en el mes. Las subidas de los hoteles y de los viajes organizados fueron dos de las de mayor repercusión en la evolución mensual del IPC. El secretario de Estado de Economía, Luis de Guindos, admitió que la demanda turística aún es débil y que no es deseable que se produzcan esos incrementos de precios.

El único capítulo con mayor repercusión que el turismo en las subidas de julio fue la energía. Los carburantes y combustibles se encarecieron un 1,3% en el mes, aunque en la evolución anual se registró una caída de medio punto. Los precios energéticos, que se aceleraron en los meses previos a la guerra de Irak, bajaron una vez acabado el conflicto, pero han vuelto a subir con el encarecimiento del precio del petróleo, más intenso en las últimas semanas.

Los alimentos se disparan

La alimentación, especialmente los productos frescos, que se dispararon un 1,5% en el mes y un 5,5% en el año, volvió a perjudicar al índice de inflación. El argumento oficial en esta ocasión ha sido la ola de calor, que ha impulsado los precios de las carnes, especialmente la de pollo. No obstante, los productos frescos registran desde 2001 aumentos muy por encima del índice general.

Frente a todas estas subidas, la bajada estrepitosa de julio se produjo en el vestido y el calzado, el sector más afectado por las rebajas. El descenso mensual, 10,2%, fue superior al registrado en julio de 2002, 8,8%, lo que indica que este año las rebajas han sido más intensas, quizá impulsadas por la certeza de que este año la desaceleración económica es más profunda. No obstante, este sector, uno de los más inflacionistas, mantuvo en el año incrementos del 3,9%.

La inflación subyacente -excluye los alimentos frescos y la energía- bajó un punto en el mes, pero superó en una décima el índice general. Esto hace pensar a algunos analistas que el IPC no lleva camino de acercarse al 2,5% a final de año, como espera el Gobierno, sino más bien permanecer cercano al 3%.

La brecha entre España y la zona euro en cuanto a inflación se agrandó una décima, hasta alcanzar 0,9 puntos, en julio.

Ante la subida del IPC, el responsable socialista de política económica, Jordi Sevilla, augura que el Gobierno "incumplirá el IPC previsto" por cuarto año consecutivo. IU calificó el dato de "mala noticia" por el coste que tiene para el poder adquisitivo de los trabajadores.

Pollos sensibles al calor

"La ola de calor perjudica el nacimiento de pollitos". Con este argumento explicó ayer el secretario de Estado de Economía, Luis de Guindos, el fuerte incremento de los precios del pollo (un 6,7% en el mes y un 9,1% en el año), que a su vez incidió en el de los alimentos frescos en general. Después de los carburantes, los viajes organizados y los hoteles, el pollo fue el elemento de mayor repercusión en la subida del IPC.

Es cierto que la ola de calor y la mayor demanda están afectando a los precios del pollo, que se han encarecido un 35% en el último año, según otros datos del sector agrario. También el índice de alimentos que elabora mensualmente el Ministerio de Economía corrobora esta tesis, al situar este producto entre los cinco alimentos frescos de mayor incremento.

A pesar de ello, no es el pollo el único producto fresco que se ha disparado ni tampoco julio ha sido el primer mes en que el índice de precios al consumo muestra este fenómeno. El encarecimiento de los alimentos frescos preocupa desde hace bastante tiempo, sin que hasta el momento se haya producido ningún cambio. Los alimentos empezaron a dispararse en su evolución anual a partir de la segunda mitad de 2000 y no han vuelto a moderarse. Los datos más alarmantes se produjeron en los primeros meses de 2001, cuando las subidas superaban el 10%. Aunque la evolución general ahora se sitúa en el 5,5%, hay productos que rebasan ese valor, como las frutas frescas, que se encarecen un 12,3%.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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