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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

A golpe de espada

Vecinos de Sierra Mágina (Jaén) recrean las luchas entre moros y cristianos en una de las fiestas más antiguas de la comarca

Si hay una tradición que identifica la comarca de Sierra Mágina, ésta es la fiesta de Moros y Cristianos que durante el mes de agosto se celebra en los municipios jiennenses de Campillo de Arenas, Carchelejo y Bélmez de la Moraleda. Mágina, situada en la zona más meridional de la provincia de Jaén, se convirtió durante más de 250 años en frontera entre el Reino Nazarí de Granada y el Reino Cristiano de Jaén. Aunque no existen fuentes que descubran el origen de las luchas escenificadas por el pueblo, estas fiestas son un testimonio de aquellos enfrentamientos entre dos civilizaciones, la cristiana y la mora, que se mantuvieron durante la Reconquista y hasta la caída del Reino de Granada en 1482.

Durante estos días, los vecinos de Campillo de Arenas, que ha visto cómo su población se ha duplicado superando los 7.000 habitantes en estas fechas, se han dividido en moros y cristianos. "Es una cuestión de tradición familiar", señala José Santiago, de 56 años, que explica cómo ya su tatarabuelo luchaba junto a los cristianos. Aunque hoy día cualquiera puede ingresar en las filas de un bando u otro, José Santiago recuerda cómo la tradición recoge que el traje debe pasar del padre al hijo mayor. "Pero eso era antiguamente, cuando éramos seis cristianos contra seis moros", puntualiza.

Ahora, ambos ejércitos han crecido y en ellos han entrado con fuerza las nuevas generaciones. Jesús, de dos años, es nieto de José Santiago y, siguiendo la tradición familiar, como a buen cristiano no le falta detalle: uniforme oscuro, escopeta, la banda que cruza el pecho con el bordado de la Virgen de la Cabeza, patrona de Campillo, y el gorro con las flores de almendro que sirven para camuflarse y no levantar sospechas entre sus enemigos, los nazaríes. Las luchas comienzan cuando la imagen de la patrona, acompañada por las escuadras cristianas, se procesiona por las calles del pueblo y los árabes, en una emboscada, se hacen con la Virgen a quien trasladan al castillo moruno levantado en la Plaza de Andalucía.

Coplas de campanilleros

Las persecuciones entre un ejército y otro con las espadas en alto se suceden en la plaza y en las calles colindantes. El estruendo y el olor de la pólvora, junto al redoble de tambores y los toques de cornetas, ahogan los gritos de lucha de ambos ejércitos que quieren hacerse con el control en la frontera. Durante toda la noche, el ejército nazarí monta guardia para evitar contraataques.

Mientras tanto, con la llegada de la madrugada, los campanilleros entonan las coplas de aurora, cantos marianos con música de guitarras, bandurrias y campanillas, que se utilizan para convocar a los habitantes a oír el santo rosario que la patrona preside. María Dolores Ruiz se enorgullece de que, a sus 65 años, no ha faltado "ni un solo año a la cita con la Virgen".

En cambio, Jonathan Martínez lleva diez años sin visitar el pueblo. Sus padres emigraron a Barcelona al igual que muchos de los vecinos de la comarca. Él y sus amigos han conducido toda la noche para llegar a tiempo a la embajada, el momento culminante de la fiesta.

La mayoría de los vecinos no han dormido en toda la noche, pero no importa porque todos quieren presenciar el desenlace final. Incluso los celadores de la residencia de mayores empujan hasta la plaza a los más ancianos en sus sillas de ruedas.

El público y los actores se integran en un mismo escenario donde los cristianos han montado un campamento para asaltar el castillo. Sin embargo, tras varias escaramuzas y después de que los árabes se hayan hecho con las escopetas cristianas, el capitán del Reino de Jaén se ve obligado a solicitar una entrevista con el capitán nazarí. Entonces, sobre un caballo blanco, Manuel Galán, el embajador árabe que porta al aire una llamativa capa roja, se resiste a los versos que recita su adversario, José Santiago, que también a caballo, defiende el misterio de la Inmaculada Concepción y la virginidad de María. Tras cerca de 30 minutos de silencio absoluto en los que sólo se escucha el parlamento de ambos capitanes, el estruendo de la pólvora anuncia la última lucha en la que los cristianos consiguen la conversión del enemigo árabe.

La patrona vuelve a la iglesia escoltada por ambos ejércitos. En Campillo de Arenas ya hay vencedores y vencidos. Ahora le toca el turno a los habitantes de Carchelejo y Bélmez de la Moraleda. Los caballos y las armas están preparados. La pólvora, también.

Otras fiestas de moros y cristianos. Carchelejo: del 13 al 15 de agosto. Bélmez de la Moraleda: 19 y 20 de agosto.

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