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Tribuna:EL FUTURO DE IU EN ANDALUCÍA
Tribuna
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Aquella izquierda que queríamos

Apenas han pasado unos meses de aquellos días de dolor en que la matanza de inocentes iraquíes y la desvergüenza de la derecha internacional y casera abría los informativos de cualquier medio de comunicación. En las calles (y también en los susodichos medios) la ciudadanía se reencontraba consigo misma y con su papel frente a la barbarie. En los centros directivos y pensantes de los partidos cívicos (centroderecha-centro-centroizquierda e izquierdas) contra la guerra se hicieron las cuentas de la lechera: decretazo + involución autonómica + Prestige + guerra = a derrota total del PP en los frentes municipales y autonómicos.

Como la lechera, las cuentas no han salido. Los resultados de las fuerzas cívicas no han sido buenos y aunque en valores relativos el voto PP ha bajado, las expectativas de derrota de los populares creadas en los cenáculos periodísticos y políticos han convertido a la gaviota en ave fénix. Por no hablar de Madrid.

¿Qué ha pasado? ¿Qué nos ha pasado?. ¿Es que los millones de gente en la calle no eran de verdad? ¿ Es que no se fiaban de nosotros?.

Mientras cada uno/a busca mentalmente la punta de un hilo que les llevará a un ovillo no singularmente igual si hubiera cogido otro hilo u otros hilos, sirva como dato, salvando las diferencias, la Francia del 68 con las masas en la calle y De Gaulle ganando el referéndum, por no hablar de los tiempos lejanos en que los bolcheviques eran los dueños del ejército y de las vanguardias ciudadanas y Kerenski ganaba las elecciones.

La derecha ha sabido movilizar a su electorado y la izquierda no ha llevado a los manifestantes a las urnas. ¿Por qué? ¿Es que el miedo a la coalición social-comunista hace más cemento que los desastres y barbaries de la guerra? Si lo anterior fuera cierto, ¿por qué la derecha se rompe en Almería, capital del pacto social-comunista con Urbanismo y Juegos del Mediterráneo incluidos, aunque luego se recomponga y gane? ¿O por qué sectores de la derecha votaron a IU (comunista) y a Rosa Aguilar en Córdoba y dejaron en la cuneta a su candidato?

Si queremos seguir engañándonos, sigamos, pero vayamos preparando los argumentos para una nueva derrota (o para una no victoria) en las próximas consultas.

Hace años hubo una serie de hombres y mujeres de la izquierda española y andaluza que tuvieron, tuvimos, la lucidez, la osadía y la propuesta de abrir una fuerza moribunda hacia unos nuevos aires, hacia la izquierda que queríamos. Se hizo porque se tuvo la lucidez del derribo de la izquierda clásica y no sólo del futuro derribo de un muro. Se hizo porque supimos que la izquierda que teníamos era en el fondo y en la forma una izquierda reaccionaria y, por ende, inservible para esos tiempos.

Y se apostó por una izquierda plural, donde el componente ideológico enriquecía, pero no era elemento unificador, ni mucho menos. Queríamos convivir culturas, políticas, personas, vivencias, y donde la crítica libre no fuera analizada con el maniqueísmo de la óptica estalinista: quien no dice o hace lo que yo digo está haciendo el juego al enemigo. Una izquierda que para hacerle las gracias a los partidos hegemónicos, para seguirles el juego no destroce internamente su casa: caso Almería, Algeciras, Cádiz, etcétera. Una izquierda que haga de la profundización democrática (interna y externa) una de sus señas de identidad.

Y se apostó por una izquierda autónoma, no subsidiaria de partidos, sindicatos, organizaciones ni grupos de presión. Una izquierda capaz de disputarle la hegemonía al PSOE, a los psoes, en la calle, en los movimientos sociales, en las instituciones. Una izquierda que planteó hegemonizar el espacio político de la izquierda sociológica para poder entrar cuerpo a cuerpo contra las ideas, las políticas y las prácticas de la derecha sin intermediarios ni colchones amortiguadores.

Y una izquierda soberana, con una mujer, un voto, un hombre, un voto; con elementos de democracia directa no tutelada por aparatos que en su debilidad invitan al enroque. Una izquierda que haga lo que diga, y en ese sentido, cumpliendo en casa lo que se promete en casa. No se puede ser creíble a la sociedad si no lo eres en casa. Si la actual dirección de IULV-CA prometió primarias en la última asamblea, como elemento de choque, hay que hacer primarias ahora, aunque se le caiga su candidato, por poner un ejemplo.

Y una izquierda que diga lo que hace. No se puede meter en la locura a nuestros/as militantes y a la sociedad. No se puede decir un día que el pacto de las cajas de ahorro con el PSOE es la antesala del pacto autonómico, no se puede decir otro día que el pacto global municipal es un ensayo de pacto autonómico y otro día decir que el pacto PSOE-IU no es posible en Andalucía porque las críticas arrecian, por poner otro ejemplo.

Una izquierda que apuesta por la reforma de la política, desde más y nueva política. Que apueste por las listas abiertas no bloqueadas (el problema de Madrid no es que se puedan quitar o no a los diputados, es un problema de aparatos corruptos). Una izquierda ética en las palabras y en las propuestas, en la calle y en los gobiernos.

Una izquierda que apueste en los municipios, la institución más cercana a la ciudadanía, por fijar disciplina de voto sólo en cuatro o cinco cosas fundamentales y determinantes y dé libertad de voto en las demás, porque así representa mejor la pluralidad de su base social.

Una izquierda sin culturas de "lo políticamente correcto" y sin falsas educaciones pequeño burguesas. Una izquierda que por serlo se inserta en los mejores movimientos emergentes y no los sustituye.

Aquella izquierda que un día queríamos y que, sin duda, por nuestras incapacidades y otros lastres no supimos construir, pero que en un acto debido de pagar las deudas vamos a seguir intentando hacerla. Le pese a quien le pese.

Luis Carlos Rejón es diputado de IU por Córdoba en el Congreso.

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