El ballet de Shanghai seduce con una 'Coppélia' exquisita
La compañía china debuta en España presentando en el Festival de Peralada una espectacular versión de la romántica obra de Léo Delibes. Fan Xiaofeng fue una delicada y precisa Swanilda de rasgos orientales que hechizó al público.
L a noche estrellada iluminaba con tenue luz el boscoso jardín del castillo de Peralada (Girona) y la luna se reflejaba en el pequeño lago del recinto creando un decorado natural que el Ballet de la Ópera de Shanghai parecía emular en la escenografía de su espectacular versión de Coppélia, el célebre romántico de Léo Delibes elegido por la compañía china para presentarse en España. El Festival de Peralada acogió anteanoche la primera de las cuatro funciones de esta obra prevista por la compañía en su gira española, que el próximo martes y miércoles les llevará a Santander. La de la noche del viernes fue una función en la que el Ballet de Shanghai, compañía de primer nivel, sedujo al público con su técnica precisa, su estilo sublime y exquisita interpretación.
El montaje de la compañía china es, sin duda, uno de los mejores que se han presentado en España en los últimos años
El recelo se reflejaba en las caras de los balletómanos que acudieron a Peralada. ¿Podrían los bailarines chinos interpretar un ballet romántico franco-ruso de la categoría y dificultad de Coppélia? La respuesta no ha podido ser más aleccionadora. La compañía que dirige Xin Lili posee la preparación y técnica necesarias para enfrentarse no sólo a Coppélia, sino a todo el repertorio clásico. Su virtuosismo, especialmente en el elenco femenino, es de una gran precisión. La souplesse es para estas bailarinas un don natural. Su bellísimo movimiento de brazos parece sobrenatural, contrastando con la fuerza y exactitud que muestran sus puntas y giros. El elenco masculino bailó con seguridad e hizo gala de un elevado salto, si bien su físico delgado les resta presencia escénica.
La reina de la velada fue la bailarina Fan Xiaofeng, una Swanilda exquisita, de gesto delicado y con una técnica que la convierte en una de las mejores intérpretes de este personaje de los últimos tiempos. Los ojos de los espectadores se volvían locos, no sabían si mirar sus endiabladas puntas, el movimiento de sus brazos o sus developpés, pirouttés o grand rond de jambe. Sobresalió también Zhong Min en el papel de Doctor Coppélius. Un viejo huraño de corazón tierno que enamoró al público. Su difícil pantomima, dramática pero ágil, no tenía el regusto a rancio de los habituales montajes.
La directora de la compañía eligió al coreógrafo francés Pierre Lacotte para reconstruir la versión original de este ballet, fiel en todo momento a la coreografía de Arthur Saint-Léon. Esta versión refleja fielmente la ambición que el ballet tenía en la segunda mitad del siglo XIX en Francia, de ahí la pomposidad del tercer acto, el de la boda, y que los dos restantes estén influidos por el gusto burgués por encima de la estética campesina de otras versiones. Esta versión incluye cinco fragmentos musicales inéditos recuperados de la partitura original de Delibes por Lacotte y el músico Antonio Almeida.
La historia de amor del anciano doctor Coppélius por una hermosa muñeca y el de la joven aldeana Swanilda por el apuesto Franz se desarrolla en Galizia, Polonia. Cuando se levanta el telón nos encontramos ante una plaza de un bonito pueblo donde los protagonistas vivirán una romántica historia, a la que Delibes vistió con una colorista música que combina mazurcas, valses, czardas, gigas y un bolero. El trabajo coral es de una gran vistosidad. Los hombres vestidos de húsares danzan marcialmente, contrastando con la exquisitez de las danzas populares interpretadas por las mujeres. Lo que realmente emocionó al público fue el segundo acto, en el que Swanilda se hace pasar por la muñeca que Coppélius guarda celosamente en su casa.
Este montaje de Coppélia es, sin duda, uno de los mejores que se han presentado en España en los últimos años junto a las versiones de Roland Petit y la del Ballet Nacional de Cuba.
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