Una alternativa

La sociedad vasca está harta de violencia engendrada por ETA y sus talibanes. Igualmente está harta de frentismos, demagogias nacionalistas y cantamañanas del tres al cuarto.En este caluroso agosto, alguien ha abierto la puerta para que entre un poco de "aire fresco". Mal que les pese a algunos de los anteriormente reseñados, el PSE-EE, tiene un proyecto de convivencia para este país acorde con la Constitución que muchos votamos, una alternativa lógica para un País Vasco tras 25 años de Constitución en libertad.

El plan Ibarretxe está a años luz de las verdaderas demandas sociales y políticas de la realidad plural de Euskadi. El nacionalismo puede apostar por su ideario, pero de ahí a condenarnos a la mitad del país al apartheid, es la gota de agua que colma el vaso de lo tolerable. Aquí existen unas reglas de juego político, un Estatuto aprobado por una amplísima mayoría y una pluralidad de matices en nuestra sociedad.

Este País Vasco es patrimonio de todas y todos los que nos sentimos vascos, sin distingos políticos y esquemas estrechos.

Soy de los que opina que va siendo hora de actualizar nuestros mensajes a los tiempos que corren. Va siendo hora de que nuestra Carta Magna cumpla su mayoría de edad, con una reforma del Senado, con la ampliación de competencias estatutarias para nuestra comunidad y las demás. Al nacionalismo excluyente hay que combatirlo en todos los frentes, incluido dando alternativas. La propuesta del PSE tiene los pies en la tierra, está con las víctimas, pero no hace victimismo demagógico como otros. Quiere romper los frentismos, tan perjudiciales, para remontar la pésima convivencia que existe en cada pueblo, cada empresa, cada institución,...

El nacionalismo ha echado un "órdago" con su plan de forma unilateral a todos los que pensamos diferente. Pues ha de saber que va a existir un contrapeso y una alternativa, mirando a España y a Europa.