Los Rolling ¿están?
Dieciséis años tenía cuando, en el 76, hice 600 kms. para ver a los Rolling en la plaza de las Arenas, Barcelona. Recuerdo a Dios Jagger, apoyado por Billy Preston que, dicho sea de paso, daba un montón de color al espectáculo, baldeando magnánimamente a sus fieles, postrados a los pies del escenario. Tratándose de los Stones, no supe declinar la invitación de otra nostálgica manriqueña para verlos de nuevo en Benidorm. Ya lo teníamos todo preparado: la reserva en casa de Merçé y Pablo, esos buenos amigotes que siempre se despiden con un ambiguo, y por ende incauto, ya sabes dónde tienes tu casa; la revisión del bugata, la sesión multihoraria en la pelu, la sal y la pimienta... en fin, todo en función de la función.
Y a media mañana, cuando todavía los periódicos alababan el savoir faire de los organizadores, ¡pumba!, me llama Martín (que había suspendido un viaje a Turquía) y anula nuestra cita en la puerta del estadio porque los Rolling no están.
Esperaba ver en las noticias de las tres a un lacrimoso, demacrado y atribulado Jagger disculpándose ante su devoto público. Pero no, Mick, que vive como Dios, dio la nota mostrándose tan invisible y prepotente como Él. "I can't get no satisfaction".