El túnel de Sol

Las obras iniciadas para la construcción del túnel que unirá Atocha con Chamartín van a multiplicar los problemas de desplazamiento de miles de madrileños durante varios años. Pero estos son sólo algunos de los muchos que nos afectan.

En esta carta quiero referirme a las consecuencias que anteriores obras han tenido sobre las estructuras de diferentes edificaciones y que no han encontrado una solución satisfactoria hasta ahora para los afectados.

Las obras que se realizaron en 1997 para la construcción de la línea 7 de metro a lo largo de la calle de José Abascal afectaron a varias fincas, entre ellas a la del número 25. Como consecuencia aparecieron grietas y se acumuló agua en la base del edificio poniendo en peligro su estabilidad. Las diferentes administraciones se desentendieron del problema, aunque en su día y ante la alarma creada alguien declarara a la prensa que la Consejería de Obras Públicas se haría "cargo de las reparaciones". La realidad es que se pasó la pelota a la constructora Necso, que pretendió acallar las reclamaciones con unas ridículas cantidades a cambio de renunciar a posteriores demandas sin conocer el alcance real del problema.

Me consta que problemas parecidos tienen ahora los vecinos de la calle de Arrieta, 4, y de la cuesta de Santo Domingo, 4, a causa de obras en el túnel de metro subyacente.

Creo que es conveniente que estas cosas se sepan para que los futuros afectados se enteren de lo que les espera cuando vean que sus casa se agrietan.