Te puede pasar a tí
Nada en el mundo puede hacer que olvide los momentos vividos aquel 8 de enero de 2001, ojalá no hubiera ocurrido lo que paso, pero paso, y mi hijo murió. Mi deber ahora es luchar por su memoria, intentando ayudar a las personas que pasan por lo mismo, él lo desearía así.
Soy delegada de la asociación STOP Accidentes. Últimamente, he recibido llamadas animándome a seguir. Han sido madres y esposas con mi mismo dolor, pero también gentes que no lo han sufrido en sus carnes, pero han sido solidarios y me han dicho: "¡Adelante y siga luchando!"
Creo que debo seguir, por mi hijo y por todos los hijos. Nadie esta libre de morir en la carretera y pienso que todos queremos que se nos trate, si eso ocurre, con humanidad y justicia.
Puedo entender un accidente, puedo hasta entender que mi hijo muriera con 17 años, pero no puedo entender la falta de humanidad, las mentiras y la injusticia, no sólo de los que han matado y de sus familias, sino también, y esto es lo más duro, de las instituciones, que se supone están al servicio de todos, y deben ser en todo momento objetivas y honestas.
Es fácil decir que hay que olvidar. ¿Cómo puedo olvidar los minutos mientras caminaba hacia la carretera, después de avisarme del accidente, pidiéndole a Dios que no fuera grave? ¿Cómo puedo olvidar la carretera vacía, los minutos llamando a mi hijo, sabiendo que le habían atropellado? Y cuando le encontramos, ¿cómo puedo olvidar el acercarme y verle allí tirado, frío, sus pies descalzos? ¿Cómo puedo olvidar que tuve que buscar una manta para que mi marido (su padre) cubriera su cuerpo? Pasaron 40 minutos. Y la persona que le atropelló no le prestó el menor auxilio.
Al acercarme a la medico, mi mirada bastó; simplemente dijo que no con la cabeza. Quisimos donar sus órganos, pero debido al tiempo que había transcurrido, ya no fue posible.
¡Olvidar! ¿Puede alguna madre decirme como olvidas la muerte de un hijo? Las madres que los hemos perdido, por el motivo que sea, sabemos que nuestro dolor nos acompañara el resto de nuestra vida. Nos podían evitar las injusticias añadidas.
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