El ajedrez busca la reunificación con un duelo en Yalta entre Kaspárov y Ponomáriov
Por fin habrá duelo entre el número uno del ajedrez y el campeón del mundo oficial. El ruso Gari Kaspárov y el ucranio Ruslan Ponomáriov se enfrentarán en Yalta (Ucrania) al mejor de doce partidas desde el 19 de septiembre con un millón de dólares en premios. El presidente ruso, Vladímir Putin, hará el saque de honor, lo que indica el fin de su persecución a Kirsán Iliumyínov, el polémico magnate que preside la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) y la república rusa de Kalmikia.
Diez años después de que Kaspárov provocase el cisma del ajedrez al rebelarse contra el filipino Florencio Campomanes, entonces presidente de la FIDE, el rebelde ha hecho las paces con Iliumyínov -tras llamarle "dictador", "corrupto" y otras lindezas durante un lustro- y sigue siendo indiscutible porque gana casi todo lo que juega a pesar de su derrota ante el también ruso Vladímir Krámnik en el Campeonato del Mundo oficioso de 2000, en Londres.
Atraer a Kaspárov era una necesidad para Iliumyínov, obligado a ejercer de mecenas del ajedrez ante la imposibilidad de tener grandes patrocinadores sin él. Todo parecía ir bien hace un año, cuando se diseñó un plan de reunificación con dos duelos: Kaspárov-Ponomáriov y Krámnik-Peter Leko, húngaro, vencedor del Torneo de Candidatos al título oficioso, cuyos derechos poseía Einstein TV. Pero los graves problemas económicos de esta empresa han dado al traste con él. Iliumyínov intenta ahora comprarlos. Si lo consigue, el vencedor en Yalta se enfrentará al otro ganador y habrá un solo campeón. Si no, Krámnik y Leko quedarán marginados como el indio Viswanathan Anand, ex campeón oficial, víctima de una injusticia flagrante al ser apartado del proceso de reunificación.
El camino hasta Yalta ha sido muy duro. En su obsesión por que Ponomáriov firmase el contrato y renunciase a los privilegios tradicionales del campeón, como retener el título en caso de empate, algunos directivos de la FIDE utilizaron tácticas reprobables con él, como irrumpir en el torneo de Wijk aan Zee y obligarle a negociar entre partida y partida.
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