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Reportaje:

La burbuja explota

Los clubes dicen basta, los agentes hacen horas extras, y los jugadores ven reducidas sus fichas

Hacienda reclama 240 millones de euros al fútbol. Cerca de 250 futbolistas denunciaban a sus clubes a principios de julio por un montante de 43 millones de euros. Más de 60 jugadores se quedan en el paro. El gasto en fichajes asciende a unos 70 millones de euros, de los que el 80% fue por las contrataciones de Beckham (Madrid) y Ronaldinho (Barcelona). Sólo en el mercado de invierno de 2001 se invirtieron 55 millones. Y en el de verano de ese mismo año se alcanzó el tope histórico de 450 millones de euros. Las plantillas son enormes, cercanas a los 35 jugadores. Nadie se quiere marchar, porque ya nadie les va a dar las fichas que estipulan sus contratos. Munitis, Stankovic, Dani, Alfonso...están amenazados con quedarse sin dorsal pero aguantan. Y aguantan porque los sueldos de algunos rondan los tres millones de euros. Un dinero que ya no está dispuesto a poner nadie. "Los jugadores quieren ser los últimos en enterarse de la crisis", sentencia Félix Carnero, secretario técnico del Celta. Además, el fútbol lanzó un mensaje desesperado al vicepresidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el pasado mes de mayo. Una carta en la que se pedía un segundo plan de viabilidad, tras el efectuado en 1992. Fermín Gutiérrez, representante de jugadores, expresa el sentir de todos los colectivos: "Se gastó muy a la ligera y ahora llegan los recibos".

Los ejemplos de la crisis se suceden. José Mari, internacional, llegó del Milan al Villarreal. ¿Su coste? Ninguno, y además el conjunto italiano le dio 100.000 euros por cargar con la enorme ficha del futbolista. Un problema que Txiki Begiristain reconoce y advierte: "Los jugadores tienen derecho a defender sus contratos, pero existe un mecanismo empresarial llamado regulación de empleo". El Athletic, que no ha fichado a nadie y sólo se ha reforzado con tres chicos del filial, ha pedido a sus jugadores que rebajen la ficha en un 15%. En el Atlético, Burgos o Aguilera han reducido su salario para renovar. Y Mendieta, en el Lazio, ha disminuido sus emolumentos en un 40 por ciento.

"No hay manera de que salgan los descartes debido a las altísimas fichas, así nadie los quiere", dice Jorge Valdano, el director deportivo del Madrid. El club blanco tiene en nómina a gente como Mc Manaman que cobra más de cuatro millones de euros anuales.

"Esto se veía venir hace dos años", explica Carnero. Y Enrique Cerezo, el presidente del Atlético, le da la razón: "Todos sabíamos hace tiempo que esto iba a pasar, era una evidencia, pero había muchos compromisos que cumplir que se tomaron tiempo atrás". Unos compromisos que Carnero achaca a un mimetismo con otros mercados, ahora también en crisis, pero que contaban con contratos televisivos mucho más suculentos que los españoles: "Se ha invertido con alegría porque los italianos nos han trasvasado su manera de actuar". "No se podía seguir así y hemos dicho ¡Basta!", revela.

Pero las reglas del juego han cambiado. Jordi Cruiff ficha por el Espanyol y su sueldo está cercano a los 500.000 euros. Lo mismo que se le ofrecía a De la Peña. Pero el cántabro no aceptó. Ahora está sin equipo. Lo mismo que Roger. Los representantes tienen trabajo extra para colocar a sus chicos. "A nosotros nos afecta en que hay que moverse y trabajar muchísimo más. Hay que dedicarle un montón de horas a cada negociación porque el mercado está bajo mínimos, completamente parado", describe Gutiérrez. Y Carnero puntualiza: "Los que más lo van a notar son los jugadores normales".

El mercado no se mueve. Está quieto. Suso García Pitarch, director deportivo del Valencia, no ha movido ficha hasta esta semana. Después de descartar al Piojo López y al camerunés de Mallorca Eto'o, ha contratado al brasileño Oliveira y al uruguayo Canobio. Sólo se han hecho con el 50% de sus derechos. Una técnica que empiezan a poner de moda los representantes suramericanos. Y el dinero invertido no llega a los tres millones de euros. "Los jugadores que antes podían valer seis millones de euros, ahora te los ofrecen, por ejemplo en Brasil, por un millón", analiza Carnero.

Una situación delicada, que en el fondo causa más alivio que tensión. Al menos en algunos clubes que ven la oportunidad de frenar la desbocada carrera hacia la ruina. "De los 100 años que tiene el fútbol, todos han sido tranquilos menos los cinco últimos. Así que hay que volver la vista atrás sin traumas", subraya Cerezo, que busca el origen del problema en que "todo el mundo ha querido ser Campeón de Europa". Y finaliza su exposición apocalípticamente: "Íbamos a la hecatombe".

Esnáider, con la camiseta del Murcia, club con el que se comprometió ayer.
Esnáider, con la camiseta del Murcia, club con el que se comprometió ayer.EFE

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