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Reportaje:

Bomberos y policías conectados con lo divino

EE UU es el país que más solicita el servicio religioso, compuesto por representantes de 11 confesiones

La religión es el contrapunto espiritual a la competición puramente física de los Juegos Mundiales de Policías y Bomberos. Un mostrador blanco con un letrero de Asistencia Religiosa coexiste con el trajín de los deportistas que hormiguean en busca de las tablas de resultados de sus pruebas.

La organización de los juegos, a través del Ministerio de Justicia, se puso en contacto con los representantes en Cataluña de 11 confesiones religiosas. Budistas, judíos, musulmanes, protestantes, hindúes y, por supuesto, católicos dedican una hora diaria a cubrir las necesidades de quienes profesan una u otra fe.

"Es la primera vez que unos mundiales de este tipo cuentan con un servicio religioso. Tras los atentados del 11 de septiembre, hemos satisfecho una necesidad de bomberos y policías en este sentido", explica Joaquim Latorre, secretario técnico de estos juegos. "Estados Unidos y los países asiáticos son los que más lo utilizan", añade. Latorre asegura que se trata de conseguir que todos los atletas se sientan cómodos y sin limitaciones por estar lejos de casa.

Mohammed, con caftán blanco y barba sin bigote de idéntico color, ofrece la mano al visitante y se muestra cordial. "Sólo atiendo en árabe", se disculpa, en un castellano precario. Arjan, hindú, asegura que apenas tiene trabajo: "La delegación india es de 25 personas; les facilitamos las direcciones de los templos de la ciudad. En realidad, son casas particulares utilizadas para celebrar las ceremonias".

El servicio funciona desde el pasado 23 de julio hasta el próximo 3 de agosto. Todas las tardes a partir de hoy (de 20.00 a 22.30 horas) se celebran encuentros entre fieles en el pabellón Mies van der Rohe. A pesar del despliegue, la mayoría de los sacerdotes no tienen una actividad febril. "Entre EE UU y Reino Unido no hemos recibido a más de cuatro policías", destaca Peter Jordan, de la Iglesia anglicana. "El domingo rezaremos y cantaremos en el Village", anuncia, como contrapunto a la ausencia de gente. Aún hay tiempo para el espíritu.

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