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Muere Bob Hope, rey de la comedia y maestro de generaciones de humoristas

EE UU llora su pérdida y Woody Allen le describe como el cómico más influyente de su país

Para el resto del mundo, Bob Hope era un tipo simpático que hacía películas mediocres. Para los estadounidenses, la muerte de este actor alcanzó ayer la categoría de drama nacional, con las cadenas de televisión olvidadas de la situación en Irak. Bob Hope murió el domingo en su casa de California. Al valor de su comedia, simple y directa, se sumaba siempre su legendaria obsesión por entretener a los soldados de EE UU en bases repartidas por todo el mundo. Hope, inspirador de varias generaciones de cómicos, triunfó en radio, en cine, en televisión y en espectáculos de todo tipo.

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Todas las cadenas de noticias de EE UU y los informativos de las grandes cadenas usaban el mismo rótulo para enmarcar con solemnidad la noticia de la muerte de Bob Hope: "Gracias por los recuerdos", una frase que él mismo solía decir a su audiencia.

Según su médico, Bob Hope murió víctima de una neumonía, lo cual esconde cierto sentido del humor para buscar una razón en el fallecimiento de alguien que había cumplido 100 años hace dos meses. De hecho, Hope había tenido un encuentro cómico con la muerte cuando un rumor sobre su fallecimiento hace algunos años inundó su casa con llamadas y visitas que venían a darle el pésame por su propia defunción.

En realidad, Bob Hope no era un gran cómico, ni un gran actor de radio, ni mucho menos de cine o televisión. Era más bien un tipo entrañable, un comediante cuya mayor virtud era su capacidad involuntaria para caer bien.

A lo largo de tantas décadas dedicado al arte de agradar, sólo una vez cometió un error que alejó de su lado a una parte de su audiencia: durante la guerra de Vietnam se reveló con una ideología profundamente conservadora. Por entretener a los soldados que luchaban en esa guerra perdió a una generación de espectadores, los jóvenes pacifistas y asqueados de un conflicto militar.

Salvo en aquel episodio, Bob Hope se esmeró durante toda su vida por elaborar un humor genuinamente masivo, limpio de connotaciones políticas o religiosas. Premiado y alabado por presidentes demócratas y republicanos, entre sus logros está haber presentado la ceremonia de los Oscar en casi veinte ocasiones. No era nuevo para él: ya la había retransmitido por la radio antes de que se inventara la televisión.

Su humor tenía dos cualidades que ahora están eternamente incorporadas a la rutina de varias generaciones de cómicos. Por un lado, le encantaba despreciarse a sí mismo, reírse de su torpeza como jugador de golf o de la extraña geometría de su nariz. De hecho, Woody Allen, que depuró varias de esos guiños hasta la perfección, habló ayer de Bob Hope como "el cómico más influyente de este país".

Paradójicamente, Bob Hope era inglés. Nació en mayo de 1903 en Eltham, hijo de un albañil y una cantante galesa de ópera. Su familia se mudó a EE UU cuando Leslie, que así se llama, tenía sólo cuatro años. No tardó mucho en cambiarse el nombre por el de Bob para evitar que en el colegio se rieran de un nombre de pila que, en una época de profunda depresión, sonaba a aristocracia inglesa.

En los años veinte ya estaba en la cima del vodevil, en los treinta era el rey de la radio, en los cuarenta era la estrella de las grandes productoras de cine y a principios de los cincuenta dominaba la televisión. Hizo 53 películas entre 1938 y 1972, muchas de ellas con su viejo amigo Bing Crosby, pero a Bob Hope se le va a recordar en EE UU como el cómico que actuaba frente a grupos de soldados. En la Segunda Guerra Mundial, en los conflictos de Corea o Vietnam o incluso en la guerra del Golfo, Bob Hope encontraba su lugar favorito en escenarios improvisados en los que hacía esa ceremonia tan americana que se define como "entretener a las tropas". Los lugares eran remotos, pero la fama era inmensa: 65 millones de espectadores vieron en EE UU su actuación en una base de Vietnam en 1966.

Bob Hope, que en vez de agradecer su longevidad se quejaba de su salud -"Soy una hemorragia andante", solía decir-, vivió en la misma casa en sus últimos 60 años de vida. Allí construyó dos almacenes que todavía contienen la esencia de su legado: estanterías con los cientos de premios que ha recibido en su carrera y archivos llenos de chistes.

El cómico Bob Hope.
El cómico Bob Hope.REUTERS

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