Expulsiones en el SOC

La crisis interna abierta en el último Congreso del Sindicato de Obreros del Campo y del Medio Rural (SOC) continúa acrecentándose sin parar.

La Asamblea Nacional del 12 de julio acordó, a propuesta del secretario general, constituir la Comisión de Garantías, para que ésta sirva de tribunal en la expulsión de compañeros militantes del Sindicato opuestos a la línea sindical emprendida tras ese congreso, en el que se produjeron todo tipo de maniobras antidemocráticas, propiciadas y alentadas por quienes hoy son los "dueños y señores del cortijo".

Cuestionar la necesidad o no de mantener al sindicato a base de dar protagonismo a liderazgos personales, que se convierten en pequeños caudillos de la organización, donde aparecen como los únicos con autoridad y capacidad para decidir; reflexionar sobre un sindicalismo más plural y abierto, donde las decisiones sean colectivas y las responsabilidades compartidas, con órganos de dirección y de representación colegiados; defender con toda firmeza, la total y absoluta independencia del SOC frente a IU y, por tanto, que en sus órganos máximos de dirección estén personas además de demostrada capacidad sindical, libre de cargos públicos y políticos; mantener una posición de puertas abiertas a la incorporación de jóvenes y mujeres en lugares importantes de decisión, que vayan sustituyendo a gente mayor, añeja, que han cumplido claramente ya su ciclo de trabajo sindical y que sus iniciativas están ya agotadas; hacer público estas reflexiones como parte del debate que reclamamos... todo ello significa en las estrechas mentes de los actuales dirigentes del SOC motivos para que se anuncien la apertura de expedientes y ser expulsados del sindicato, los militantes que están defendiendo esta otra forma de hacer sindicalismo.

Los máximos responsables del sindicato están hoy día incapacitados moralmente para reclamar dignidad o exigir justicia en ámbito alguno. No pueden llamar a los empresarios explotadores. No pueden decir del gobierno que son injustos a la hora de aplicar malas políticas económicas o que sus leyes son regresivas y perjudiciales para los trabajadores, cuando en el interior del sindicato practican unos métodos de persecución contra quienes tienen simplemente ideas distintas.

Quienes estamos ofreciendo esa opinión, con todo el ánimo constructivo que sabemos y podemos, somos objeto, no sólo de ser próximamente expulsados, sino que además recibimos descalificaciones personales y sufrimos amenazas de todo tipo, azuzadas y consentidas por los líderes naturales del sindicato.

Aunque el camino emprendido parece no tener marcha atrás, nosotros nos seguimos ofreciendo al conjunto de la organización a discutir abiertamente y sin condicionantes previos, para que el Sindicato de Obreros del Campo y del Medio Rural sea un espacio sindical abierto, plural y democrático, donde lo colectivo impere frente a lo personal y lo colegiado frente a los liderazgos.