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Reportaje:

Un cremallera sin lavabos

La recién inaugurada estación del tren que sube a Montserrat carece de servicios sanitarios para sus usuarios

Clara Blanchar

Hacer cola durante 10 minutos en la cafetería self-service o caminar 300 metros cuesta arriba. Éstas son las dos únicas opciones que tienen los viajeros del recién estrenado cremallera de Montserrat si al llegar al monasterio quieren ir al baño. La estación, tan nueva como el tren que sube a la montaña, carece de lavabos. Así, cuando llega un viajero y pregunta dónde están, los empleados de los Ferrocarrils de la Generalitat le explican que no hay y le recomiendan que vaya a la cafetería de enfrente. Los usuarios también pueden optar por los lavabos públicos, que están ubicados a mitad de la rampa que comunica la plaza de la estación con la basílica.

Esto fue lo que le ocurrió hace dos semanas a Carles Jiménez, de 59 años y vecino de Manresa. Era domingo y Jiménez, su mujer, su cuñado y sus suegros -de 90 y 91 años- decidieron pasar el día en Montserrat. La familia visita habitualmente el monasterio y esta vez quisieron probar el tan publicitado cremallera. Aparcaron el coche en Monistrol, compraron los billetes y montaron en un vagón. "Subimos estupendamente bien, todo perfecto y muy moderno", cuenta Jiménez, hasta que llegaron al santuario.

En la misma estación preguntó por los lavabos. Jiménez optó por seguir las indicaciones del personal. Cruzó la plaza y se dirigió a la cafetería. "Había una cola interminable en la puerta de los baños", exclama. "Pero ¿cómo me iba a llevar a dos abuelos de 90 años, a pleno sol, hasta el otro lado de la plaza para que se sumaran a la enorme cola?", se pregunta.

"Es increíble que con los millones que se han gastado no hayan podido poner ni un puñetero váter en la estación. No será por espacio, porque por lo menos caben 200", exclama Jiménez. Las obras del cremallera han requerido una inversión de 56,8 millones de euros, financiados con aportación directa de la Generalitat y con endeudamiento.

Un portavoz de Ferrocarrils de la Generalitat explicó ayer que la empresa decidió no instalar baños en la estación de Montserrat basándose en el cálculo por el cual los viajeros de la red ferroviaria disponen de un lavabo cada 10 o 15 minutos. Y la estación de Monistrol ya dispone del servicio. El trayecto del cremallera dura 15 minutos y los lavabos públicos del recinto del monasterio se encuentran "a sólo 300 metros de la estación". Cuesta arriba. El mismo portavoz señaló también que Montserrat no cuenta con una red de alcantarillado "como la de una ciudad" sino con un colector, por lo que "no es fácil instalar baños".

Con todo, y en vista a las quejas de los usuarios, Ferrocarrils de la Generalitat "está estudiando" instalar lavabos en la estación del monasterio. Dadas las circunstancias, éstos tendrán que ser químicos, porque no se pueden conectar a la red del colector, según explica el portavoz. Mientras, la empresa admite el "fallo" que representa que los empleados dirijan a los usuarios a la cafetería.

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El mismo día del incidente Jiménez rellenó el formulario de reclamación: "Hace más de 10 días y no he obtenido respuesta". Así que no se conforma. Esta semana llamó al consejero de Política Territorial y Obras Públicas, Felip Puig. "Me dijo su secretaria que no estaba. Debía de estar reunido o inaugurando algo, como siempre", dice Jiménez.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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