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Reportaje:

El Atlético revela un secreto a voces

Manzano cierra su acuerdo con el club rojiblanco y Aragonés firmará su finiquito el viernes

Gregorio Manzano ya es el nuevo entrenador del Atlético. Hace más de dos meses que su figura se superponía a la de Luis Aragonés. Pero no fue hasta ayer cuando se oficializó definitivamente el acuerdo por una temporada. "Estoy muy satisfecho y muy orgulloso", subrayó el preparador, al tiempo que, a través de su agente, Manuel García Quilón, desmentía que el compromiso estuviese rubricado hacía más de un mes: "Decían que todo estaba cerrado, pero no era cierto", precisó García Quilón. Luis Aragonés aseguró a principios de este mes que el jienense ya había suscrito en un hotel un precontrato con el Atlético.

Gregorio Manzano (Bailén, Jaén, 1956) se presentará ante la afición del Manzanares hoy a la una de la tarde. Dos días antes de que su predecesor en el cargo, Luis Aragonés, arregle de manera definitiva su finiquito con el club rojiblanco. El viernes Luis aceptará las condiciones del pago que ha pactado con la entidad: 900.000 euros, menos de la mitad del que se le adeuda, algo más de un millón y medio. Recibirá el montante en tres plazos avalados por los derechos televisivos del club.

Manzano, cara alargada, gafitas de pasta y gabardina de cuello alto, fue profesor de Psicología de la Escuela de Entrenadores de Sevilla y de Lengua Española en un instituto de Jaén. Al tiempo, entrenaba en Talavera, a 375 kilómetros de su casa. Recorría diariamente 750 kilómetros. Un ritmo que duró entre los años 1996 y 1998. Aprovechaba el larguísimo trayecto en automóvil para escuchar su propia voz describiendo la práctica del día anterior. A Manzano le gusta el trabajo. Le gusta ver vídeos. Le gusta ser meticuloso y no improvisar.

En 1998 fichó por el Toledo, que entonces militaba en Segunda División. Gracias al juego vistoso y valiente de una plantilla de posibilidades más que modestas empezó a sonar su nombre. De ahí saltó al Valladolid, donde consiguió, con un equipo sin gran cartel, el octavo puesto. No le renovaron y se quedó en paro. Entonces, en 2001, con la temporada ya iniciada, le llamó el Rayo, que habitaba en las profundidades abismales de la Liga, a siete puntos de la salvación. Pero lo salvó. En Vallecas descubrieron sus métodos de psicólogo profesional. "Primero relajación y despues, entrenamiento visual. Llevo a los jugadores mentalmemente desde el hotel de concentración hasta el partido y el pitido final haciéndoles ver que es posible ganar". Así describía el jienense su estrategia para motivar a los jugadores del Rayo en un encuentro contra el Deportivo que terminó en empate. Le ofrecieron continuar en Vallecas -donde exigía a los jugadores que visualizaran las mejores jugadas posibles-, pero dijo que no. Le esperaba otra etapa. En Mallorca. En el conjunto isleño consiguió la mejor racha de victorias, siete, de la historia del equipo balear y logró la Copa, el primer título en la historia del equipo isleño. Además, apalizó al Madrid en Chamartín (1-5).

La llegada del preparador andaluz era cuestión de tiempo. Un tiempo que se dilató por los problemas para llegar a un acuerdo con Luis Aragonés. El pasado 8 de mayo, Enrique Cerezo, el presidente, intentó una maniobra definitiva al comunicar por carta su despido sin indemnización al técnico de Hortaleza. Pero no funcionó. Finalmente, ese acuerdo ha llegado.

Por otra parte, ayer se presentó el delantero griego Demis Nikolaidis. El jugador confesó no conocer a sus nuevos compañeros aunque concedió que le sonaba Fernando Torres. El ex futbolista del AEK de Atenas, que cumplirá 30 años en septiembre, ha firmado por una temporada.

Gregorio Manzano.
Gregorio Manzano.EFE

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