Gente honrada
Me ha sucedido un hecho sumamente extraordinario que aún me hace confiar que este mundo tiene arreglo o que, al menos, no va tan mal como parece.
El pasado viernes, después de echar gasolina, ese bien tan necesario como prescindible, pagué. Pero con las prisas, no sé si mías o del dependiente, olvidé recoger el cambio. Nada más y nada menos que 20 euros, que dicho así a lo mejor parece poco, pero si hacemos el cambio a pesetas como aún hacemos casi la totalidad de los españoles tenemos la bonita cifra de más de 3.000 pesetas, que por supuesto no me resigné a perder porque sí.
Así que, después de salir de trabajar, me dirigí a la gasolinera más escéptico que otra cosa... Efectivamente, no me devolvieron mi dinero, pidiéndome que volviera más tarde cuando se hiciera caja... Así lo hice. Pero volví a recibir largas..., que volviera el lunes, cuando se hace caja de toda la semana...
En ese momento di mi dinero por perdido y pensé en lo ladrón que era el dependiente que me había atendido... Piensa mal y fallarás, porque cuando el lunes me acerqué de nuevo por allí, el mismo dependiente me dijo que hasta las 13.00 no tendrían los resultados. Hablé con la supuesta encargada y, muy amable ella, me dio un teléfono para que llamara sobre esa hora, que ella misma me atendería... Así que esta misma tarde, pensando mal de nuevo, me acerqué a dicha gasolinera de la Shell en Torrejón de Ardoz y me devolvieron mi dinero... ¡Aún hay gente honrada!
Y aunque no venga al caso, o a lo mejor sí, decir a favor de los extranjeros que no son malas personas, que está muy mal generalizar. ¿Por qué digo esto? Porque la persona que me devolvió el cambio es de origen polaco.
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