La inversión en 2002 en telecomunicaciones sufrió una caída histórica del 32%

El sector de las telecomunicaciones vivió en 2002 su peor año desde el inicio de la liberalización hace cuatro años con una caída histórica de la inversión del 32,2%, según el informe anual de la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones (CMT).

En su segundo año de ajuste consecutivo, el empleo cayó un 5,1%, hasta los 89.805 empleados, y afectó tanto a los operadores de telefonía fija (-5,2%), móvil (-8,4%), cable (-13,5%) y las cadenas de televisión (-3,6%).

La CMT destaca que estas cifras reflejan una tendencia al estancamiento tanto en tráfico como en ingresos, y subraya asimismo el proceso imparable de transición desde la telefonía fija a la móvil.

Así, mientras los ingresos por servicios finales de telefonía fija disminuyeron un 2%, en el caso de la telefonía móvil aumentaron un 18%. En cuanto a los precios, en el primer caso tuvieron una caída media del 13%, mientras que las llamadas desde móviles bajaron una media del 12%.

En cuanto al aumento de la competencia, los rivales de Telefónica están aún a mucha distancia del ex monopolio, que continúa acaparando el 83% del mercado por ingresos de la telefonía fija, tras haber perdido 4,6 puntos en el último ejercicio. Auna, con el 5,8% del mercado, Uni2 (3%), Ono (1,6%) y Jazztel (1,3%) son sus principales competidores.

El mercado del móvil está más repartido, aunque Telefónica acapara el 54,7% de los ingresos -un 4,5% menos que en 2001- frente al 27,4% de Vodafone -perdió un 0,3%- y el 17,9% de Amena, que es el único que aumentó su cuota (un 17,7%).

En el mercado audiovisual, los ingresos totales de la radios disminuyeron un 2,8%; las televisiones en abierto aumentaron su facturación un 1,2%, y las de pago, un 5,7%; la facturación publicitaria creció un 0,3% en el caso de las radios y un 1,7% en las televisiones públicas, mientras que las privadas vieron reducidos sus ingresos por este concepto en un 6,5%.

En este sentido, la CMT recomienda que se corrijan las "implicaciones" que la doble financiación de las televisiones públicas tiene en el desarrollo de la televisión comercial en abierto y en la competencia entre operadores públicos y privados.

Además, apunta la necesidad de que la futura regulación audiovisual aborde la regulación de la concentración entre empresas, de que se reconsidere el modelo para la migración de la televisión analógica a la digital y de que se aborde definitivamente la regularización de la televisión local.